La cineasta posó con su Goya en Portocolom. | Pere Bota

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Se trajo el Goya al mejor cortometraje documental en la maleta y cuando iba a coger el vuelo para venir a Palma esta semana, la pantalla de rayos X delató que algo inusual iba a pasar por el control. «Cuando le dije a la responsable de seguridad que llevaba un Goya, me pidió verlo porque le hacía mucha ilusión», dice Silvia Venegas, que con Nuestra vida como niños refugiados en Europa se llevó el reconocimiento de la Academia del Cine este año.

Venegas estará el próximo lunes 9 de marzo en CineCiutat en la proyección de su corto, en el ciclo Mallorca de Cinema, organizado por la Mallorca Film Commission. Originaria de Santa Marta de los Barros (Badajoz) y mallorquina de adopción, Venegas ya está embarcada en una nueva aventura. «Estoy produciendo un largo documental, Bienvenidos a España, en el que hacemos un seguimiento de la acogida de los refugiados en España», dice la directora y productora de Making Doc, que lleva un año rodando este trabajo.

Está convencida de que «el documental es una herramienta de sensibilización social», por lo que todos sus trabajos tienen siempre una vocación por mostrar la otra cara. «A mí siempre me han interesado los temas sociales. Quiero que mis documentales ayuden a ver otras realidades», dice desde Portocolom, donde viven sus padres y ha traído el Goya que vienen a ver conocidos y amigos.

Abandonados

En el corto documental que ha ganado el Goya este año, se centraba en niños solos en campos de refugiados, ya sea en un centro de acogida en Atenas, donde vivían con alguno de sus padres que sufrían problemas psicológicos tras el viaje a Europa, o en el campo de refugiado de Lesbos, donde estaban solos, o en Suecia, país que les había acogido pero que al cumplir los dieciocho años son repatriados. «Hablamos con niños de 4 a 17 años de Siria, Congo, Afganistán, Irak y Kurdistán. El crecimiento de la extrema derecha en Europa, y en Grecia en concreto, tiene mucho que ver con cómo se ha contestado a la crisis de los refugiados», dice Venegas. Y si en Alemania, Suecia y Finlandia han puesto de su parte para acoger refugiados, un millón y medio en el caso germano, «España solo ha recibido a 2.000 de los 16.000 que había prometido», denuncia la cineasta. En Grecia, ahora mismo la extrema derecha espera las barcas de refugiados en la playa para volcarlas e impedirles que toquen tierra.

Mientras tanto, Amir, un niño de nueve años que participó en su corto documental, advierte que «al llegar a Grecia la gente nos abrazaba y nos daba besos. Ahora se apartan porque creen que los afganos hacemos cosas malas». «Todos podemos ser refugiados y los niños son los más vulnerables. Solo mantengo el contacto con los niños de Suecia y con uno de Grecia. Los demás ya tienen los teléfonos inservibles», señala la directora, que ayer participó en el colegio Liceu de Marratxí en un debate junto a representantes de Unicef y Balears Acoge».

Desde que estudiaba ESO en el instituto de Felanitx ya sabía que quería ser periodista. Tras hacer prácticas en Ultima Hora y Ultima Hora Radio, convirtió la cámara en un arma de conciencia social. Venegas dice que su otro corto, Donde nos lleve el viento, también fue candidato al Goya a mejor documental corto. Tras recorrer Sierra Leona o Afganistán, busca en Sevilla una nueva historia.