La escritora Elisa Sebbel, en la UIB. | Teresa Ayuga

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Antes de convertirse en el actual paraíso, Cabrera fue un infierno en pleno siglo XIX. Allí malvivieron durante cinco años 5.000 prisioneros y 21 mujeres en tan solo cinco kilómetros cuadrados. Ellas eran las cantineras y se convirtieron en un objeto de lujo, de trueque entre los prisioneros en un ambiente en el que el hambre lo justificaba todo. A partir de estos hechos reales, la escritora Isabelle Bes (cuyo pseudónimo es Elisa Sebbel), ha escrito La prisionera del mar (Roca Editorial), una novela que se lanzó primero en Francia y tras su éxito, da el salto ahora a España. La autora, que vive en Binissalem desde hace veinte años, presenta su novela este viernes en Llibrería Estanc (Llarg, 69), de Santa Maria del Camí, acompañada de Pep Amengual. El día 12 (19.00) estará en Quars (Palma).

¿Por qué se publica primero en Francia y luego en España?
— Escribí mi primera novela en francés. Acabé mi novela en octubre de 2017 y en marzo de 2018 viajé a París con una sinopsis para presentar mi novela al concurso organizado por la editorial Fayard/Mazarine. En diez minutos presenté mi libro ante un editor, un blogger y un librero. Al mes siguiente me pidieron todo el manuscrito y en junio me llamó mi editora. Me habían dado el premio del jurado y mi novela salió en las librerías franceses en enero de 2019. El 20 de febrero de este año salió La prisionera del mar, traducido al castellano, con Roca Editorial.

Es profesora de francés de la UIB, pero, ¿por qué escribe ahora?
— Siempre quise escribir. Este proyecto surgió en 2009. Ese año participé como investigadora en la exposición Oblidats a Cabrera, el captiveri napoleònic 1809-1814. Tuve la idea de una novela en la que una mujer cuenta su versión de la historia, sus memorias. En 2014 mi marido tuvo un problema de salud y pensé que la vida se podía escapar en un segundo. En aquel momento escribir se convirtió en una huida de la realidad. De hecho, en mi novela la protagonista perdió a su esposo. Quien me dio el empujón fue mi marido. Siempre decía que escribiría al jubilarme pero me di cuenta de que si me moría, lamentaría no haber escrito. Escribía de joven pero luego vinieron los niños. Cuando se hacen mayores de repente regresas a ti misma y te sale.

¿Cómo surgió la historia de esta cantinera en Cabrera?
— Cinco mil prisioneros del ejército napoleónico que perdieron la batalla de Bailén son recluidos en Cabrera. Las condiciones son muy duras, morían de hambre. Con ellos había 21 mujeres. Un cura mallorquín, Damià Estelrich, intentó mejorar las condiciones de los presos. Las mujeres tenían miedo de salir de la isla, temían al enemigo. Todo lo que pasa es real, pero inventé la historia.

De esos 5.000 hombres usted se decide a contar desde el punto de vista de una sola mujer.
— La mujer nunca ha sido importante. En esta novela histórica plasmo la sociedad actual en el siglo anterior. En mis novelas hago una mezcla de historia con la historia de la mujer, de la feminidad.

¿Esta visión femenina explicaría parte de su éxito en Francia?
— Escribí sobre un tema de moda sin darme cuenta. No sé si esta magia de la primera novela me seguirá pasando. Todavía tengo miedo de que se me acabe. Pero al escribir sobre temas históricos, aparecen sin querer en temas personales.

¿Qué está escribiendo ahora?
— En mi segunda novela sigo con las memorias de Héloïse. A mí lo que me interesan son las mujeres. Escribo del siglo XIX para hablar de hoy. En Siria, en un campamento de refugiados una ONG requería los servicios sexuales de una mujer a cambio de comida. Eso mismo ocurrió en Cabrera en 1809.

¿Cómo evoluciona la vida de Héloïse en la siguiente novela?
— En la primera novela hablo de cómo es la mujer es usada en prisión. En La prisionera del mar hablo de la fase de enamoramiento: está casada y tiene un amante y su problema es la culpabilidad. Ahora escribo sobre la mujer musulmana y me gustaría que se publicase en Francia en 2021. Ya tengo pensada la tercera novela y he escrito el primer capítulo. Regresaré a Mallorca. Es un tema que me gusta porque hice mi doctorado sobre los viajeros franceses en la Isla en el siglo XIX. Y he pensado en una precuela, puede que haya un cuarto libro...

¿Le ha tentado ya el cine o la tele?
— Una productora de Dinamarca está estudiando el proyecto. Hay interés.