Se accede por una columna de 14 metros.

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Las cuevas han sido a lo largo de la historia un elemento clave para desentrañar los secretos de la evolución de la especie humana. Conocemos la historia que hay detrás de los hallazgos casi fortuitos de auténticas joyas arqueológicas, como las pinturas rupestres de Altamira, por ejemplo. Pero lo cierto es que aún quedan muchos otros misterios ocultos en las cavidades sumergidas que precisan de los avances tecnológicos para salir a la superficie. Es el caso de la Font de ses Aiguades (Alcúdia) que los especialistas en arqueología subacuática consideran como «la cueva más importante del sur de Europa que suministraba agua a los navíos en la antigüedad en sus rutas entre la Península Itálica y la Ibérica».

Así lo explica Manel Fumás, codirector del proyecto multidisciplinar Investigación arqueológica subacuática en las cuevas de Mallorca (IASCM) que trata de desvelar el misterio de una cavidad que conserva al menos 200 ánforas en su interior.

Descubrimiento

«La cueva fue descubierta en 1998 por el mallorquín Xisco Gràcia y se extrajeron 189 ánforas y restos, entre otros del Myotragus, un caprino endémico de Mallorca hoy extinguido», relata Fumás. Fumás explica que «los tiempos cambian y las técnicas también» de manera que ahora, 22 años después, «podemos hacer granulometrías, geolocalización e incluso sin necesidad de tocar las piezas aplicar la fotogrametría 3D para tener una nueva perspectiva del yacimiento que nos permita apreciar al detalle y recoger muestras del uso y la cronología de las piezas aclarando el gran misterio de este yacimiento: por qué se han encontrado tantas ánforas en el interior».

Tras extraer 189 ánforas en 1998 aún se ven en el fondo unas 200 más y la cifra podría aumentar. «¿Quién sabe cuántas puede haber debajo?», dice Fumás.

«Dos son las grandes hipótesis, una es que se tratara de una fuente de suministro de agua dulce a la que por accidente cayeran algunas ánforas durante los procesos de extracción, pero nos preguntamos si no sería más fácil extraer el agua manualmente para volcarla luego en las ánforas y eso nos lleva a plantear una segunda hipótesis: que no cayeran por accidente sino que se tratara de un lugar de ofrenda a las divinidades», dice el experto en arqueología subacuática.

Cloro

La presencia de agua con alta calidad de cloro afianza esta idea. «Se accede por una columna de 14 metros de agua y encontramos los 8 primeros metros de agua dulce con una alta cantidad de cloro (buena para según qué dolencias), a nivel de suelo el agua es salada, lo que ha contribuido a la conservación de las piezas», añade Fumás. «Esta fuente es una auténtica cápsula del tiempo que puede llegar a aclarar quienes fueron los primeros pobladores de Mallorca. Hay que conservarla y estudiarla porque no se puede valorar lo que no se conoce», concluye.