Silvia Venegas y Juan Antonio Moreno, con el Goya el pasado sábado en Málaga. | Jorge Zapata

TW
0

A pesar de haber nacido en Santa Marta de los Barros, en la provincia de Badajoz (1982), Silvia Venegas guarda un fuerte vínculo con Mallorca, concretamente con Portocolom, donde vivió hasta que se fue a estudiar Periodismo a la Universidad Carlos III con 21 años. Antes de eso, cuenta, vivió en Palma, pues estudió Historia en la Universitat de les Illes Balears (UIB). Además, recuerda que también fue becaria durante un verano en la delegación de Manacor de Ultima Hora. Este fin de semana, Venegas se alzó con el ansiado ‘cabezón’ en la gala de los Goya, celebrada en Málaga, por el cortometraje documental Nuestra vida como niños refugiados en Europa.

Es el primer Goya de Venegas como directora, pues otro cortometraje documental, Walls (si las paredes hablasen), dirigido por Miguel López Beraza se llevó el cabezón en 2015 y estaba producido por Making DOC, una productora que Venegas fundó junto a Juan Antonio Moreno hace ya diez años. Nuestra vida como niños refugiados en Europa se centra en el drama de la migración, concretamente de los menores que se encuentran en campos de refugiados, a menudo completamente solos. La idea surgió cuando Venegas viajó a la ciudad sueca de Malmö, invitada por el Festival Internacional para Niños y Jóvenes BUFF para presentar su anterior documental, Boxing for Freedom.

Por ello, los protagonistas de este cortometraje son todos estos adolescentes y «niños que, al final, han tenido que crecer muy rápidamente, pues si van acompañados de alguno de sus padres, estos sufren depresión y ansiedad y ellos mismos acaban encargándose del papeleo y la burocracia», cuenta Venegas. Uno de estos testimonios más impactantes es el del Anir, un niño afgano que con apenas nueve años señala en el corto lo siguiente: «Los europeos nos dicen que tienen su cultura, que nos la enseñen».

«Lleva dos años atrapado en Grecia. Quieren ir a otro país europeo, Suecia o Alemania, pero están paralizados. Suecia es el país de destino preferido porque tienen el mejor sistema de acogida aunque allí también tienen mucho miedo a ser deportados», explica Venegas.

En cuanto al rodaje, que se llevó a cabo en Grecia y en Suecia, Venegas advierte que «fue muy difícil que los niños se abrieran, por lo que antes de grabar hablamos mucho con ellos, viviendo con ellos para ganarnos su confianza. Además, cada uno era diferente: unos se acordaban, otros no y alguno en vez de contarlo, querían cantarlo. Cada uno tiene su mecanismo».

Por otra parte, Venegas explica que quería contar esta historia en este formato porque «está pensado para un público juvenil, para que pudieran debatir y reflexionar en clase también». De hecho, el filme se ha proyectado en algunos institutos.

Hay alguna negociación en marcha para que el cortometraje pueda exhibirse de nuevo en Mallorca. Ya lo hizo en septiembre en Es Baluard, en la edición de Directed by Women.

Palma quiere optar a los Goya en 2022

El Ajuntament de Palma, el Consell Insular y el Govern estudiarán la viabilidad de proponer que Palma sea sede de la gala de entrega de los Premios Goya del cine español el próximo año 2022. Recién llegado de Málaga, el regidor de Cultura del Ajuntament, Antoni Noguera, explicó que «hace tiempo que trabajamos para que estos premios lleguen a Palma». En este sentido, Noguera informó que ya se han mantenido un par de reuniones con la presidencia del Academia del Cine.