Imagen reciente de Manuel de la Calva y Ramón Arcusa, el Dúo Dinámico.

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Año 1958. No corrían tiempos de drogas, sexo, ni, desde luego, rock and roll. El Dúo Dinámico conquistaba el mercado con un estilo musical propio y una imagen colorida, que contrastaba con la sobriedad de los cantantes de la época. Con apenas 20 años, escribieron el primer capítulo del fenómeno fan en aquella España en blanco y negro. 60 años después, siguen paseando un patrimonio inmortal que ha cautivado a varias generaciones de jóvenes borrachos de inocencia y ganas de vivir. El Auditòrium de Palma medirá su directo este viernes a las 21.00 horas. Hablamos con Ramón Arcusa, 50 por ciento del dúo catalán.

Tras 60 años de carrera ¿la fama se convierte es un estado natural?
— No, somos bastante pragmáticos, vamos a comprar al ‘super’ como la gente corriente.

¿Recuerda el día en el que pensó ‘esto va en serio’?
— Sí, fue el 28 de diciembre de 1958 durante una actuación para Radio Barcelona en la Plaça del Sol. Ese día firmamos los primeros autógrafos.

¿Cuál es el secreto para mantener una relación durante más de seis décadas?
— Manolo y yo somos como agua y aceite, si hemos llegado hasta aquí es por el respeto que nos tenemos.

¿Aún siente nervios antes de tomar el escenario?
— Realmente no, tenemos el público ganado de antemano porque saben lo que vamos a cantar.

Luis Eduardo Aute afirmó que la vida es ‘una eterna carcajada de cenizas, polvo y nada’, ¿cómo entiende el tránsito vital?
— Lo mejor en la vida es no perder las ganas de dar guerra.

¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
— No somos nostálgicos, hasta el punto de que nunca escuchamos nuestras canciones. Te contaré algo: en el año 82 fuimos a cantar a Marbella y el hijo de Manolo, que debía tener unos 8 años, se sorprendió al ver que su padre subía al escenario para cantar...

Raphael afirmaba en una entrevista que los arreglos de las canciones de los 60 son insuperables, ¿comparte su pesimismo?
— Hoy la canción ha desaparecido, por tanto el arreglo no tiene sentido. Lo vemos en el reggaeton, que tiene una base rítmica pero apenas necesita arreglos.

¿Interactúa con sus fans en las redes sociales?
— Tenemos unos mil seguidores en Twitter muy acérrimos con los que interactuamos bastante.

¿Qué canción le hubiera gustado escribir?
My way de Sinatra.

¿Cuál ha sido su canción más lucrativa?
— Muchos pensarán que La la la porque tuvo una repercusión mundial y más de sesenta versiones, pero la verdad es que habrá sido Pobre Diablo, que escribí para Julio Iglesias. Solo en Francia vendió 2 millones de copias.

¿Cómo se sobrevive al ego de artistas como Julio Iglesias?
— Realmente solo hubo ciertas tensiones, porque otros querían ocupar mi lugar como productor y Julio tenía dudas.

¿Los años acabaron poniendo las cosas en su sitio?
— Sí, lo arreglamos hace tiempo. Para que veas como son las cosas, antes de dejar a Julio en el 95, Enrique (Iglesias) me dijo que quería cantar. De hecho lo sabíamos todos menos Julio porque no se llevaban muy bien. Y la gente que le llevaba quería contratarme de productor, pero no podía estar con los dos, Julio lo hubiera interpretado como una deslealtad. Esto lo cuento en un libro que saldrá el año que viene. Hoy está todo arreglado, somos muy amigos, esta navidad iremos a su casa de Bahamas.

¿Cómo se cuida la voz, sigue alguna rutina?
— Nos cuidamos muy poco. Manolo un poco más antes de empezar las giras.

Usted se casó en Mallorca, ¿qué relación tiene hoy con la isla?
— Muy buena, aquí conocí a mi mujer. Tuve una tienda de discos que no funcionó -Discolandia- y un apartamento en el Arenal que vendí y ahora valdrá un pastón.

Cataluña vive un ambiente político y social muy cargado, como catalán ¿qué opina al respecto?
— Es un desastre y es malo para todos. Juntos somos más y mejores, esto tiene que solucionarse.

¿Y qué opina de pirómanos como Carlos Herrera que invitan a ‘limpiar la basura independentista’?
— Si ves TV3 Herrera parece una hermana de la caridad. Pero para quitar hierro quiero decir que tengo la nevera repleta de mis añorados productos catalanes, ¡y cada domingo como canalons!