El músico y compositor Kyle Eastwood actuó en sa Pobla en 2010. | Sylvain GRIPOIX

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Kyle Eastwood (Los Ángeles, 1968) es hijo del oscarizado director y actor Clint Eastwood, con quien ha trabajado codo con codo en algunas de sus famosas películas, para las que ha compuesto las bandas sonoras, como
Cartas desde Iwo Jima (2006), Million dollar baby (2004), Gran Torino (2008) o Invictus (2009). Tras actuar por primera vez en Mallorca en el Mallorca Jazz Sa Pobla en 2010, el músico regresa de nuevo a la Isla de la mano del Jazz Voyeur Festival. El viernes 1 de noviembre impartirá una clase magistral en el Conservatori Professional de Música i Dansa de Mallorca, en Palma. Será una sesión de dos horas, abierta al público y de entrada gratuita. Luego, el sábado 2, ofrecerá un concierto en el mismo espacio, a las 21.00 horas.

Está considerado como uno de los mejores bajistas de jazz de su generación. ¿Cómo se siente con este ‘título’?
—Bueno, hay muy buenos contrabajistas de mi generación. Desde que tengo uso de razón siempre me ha encantado la música. Llevo más de 20 años dedicado a la música.

Supongo que es algo natural viniendo de una familia de melómanos como son sus padres.
—Sí, mis padres siempre han sido grandes amantes de la música, especialmente del jazz. Mi padre toca el piano y mi madre también toca el bajo. Así que crecí rodeado de música. Empecé a tocar el piano, luego aprendí a tocar el contrabajo, la guitarra... Desde muy pequeño mis padres me llevaban a conciertos y a festivales de jazz.

¿Cómo llegó a ser bajista?
—Cuando empecé muchos amigos eran músicos, guitarristas, baterías, trompetistas y siempre buscaban a algún bajista. Así que el bajo vino a mí de forma muy natural.

Parece que el jazz atrae a más adultos que niños. ¿Qué opina?
—Bueno, es una música que gana mucho en vivo. El jazz lo tienes que escuchar en directo.

Además de músico y compositor, también es actor.
—Bueno, hace muchos años que no tengo un papel en una película. La última vez fue un papel pequeño en Summer Hours, en 2007, pues en J. Edgar formaba parte del grupo que actuaba.

¿Le gustaría volver a participar como actor en algún filme?
—No, estoy feliz haciendo música, también para el cine, pero no me apetece volver a ser actor. La música es lo que más me gusta del mundo, también el cine, pues me crié en este ambiente. Pero si tuviera que elegir, sería la música.

Ha compuesto muchas bandas sonoras para películas de su padre, Clint Eastwood. ¿Es fácil o difícil trabajar con un padre?
—Nos llevamos muy bien, pensamos de forma muy parecida y además tenemos los mismos gustos musicales. Así que es muy fácil trabajar con él. Es un buen jefe y además me da libertad para crear.

¿Prefiere componer música para largometrajes o su propia música?
—Son procesos diferentes. Es verdad que cuando hago mi música tengo más libertad. Me encanta el jazz y tocar para un público, en directo.

¿Qué ofrecerá en su concierto en Palma?
—La mayoría de repertorio será de mi nuevo disco, Cinematic, que se lanzará el 8 de noviembre y que incluye algunas de las bandas sonoras de mis compositores favoritos, como John Williams, Michel Legrand o Ennio Morricone.

¿De qué banda sonora que ha compuesto está más orgulloso?
—Es difícil. Estoy muy satisfecho de Gran Torino, pero creo que de la que estoy más orgulloso es de Cartas desde Iwo Jima.

¿Le molesta que se refieran a usted como el hijo de Clint Eastwood?
—No me importa. Estoy muy orgulloso de él y de su carrera, que es extraordinaria. Es algo que me preguntan desde pequeño, estoy acostumbrado.

Además, puede parecer algo positivo, pero también es una presión o una responsabilidad.
—Exacto. Tiene cosas buenas, pero también malas, pero bueno, como es la vida.