Los escritores Albert Herranz y Joan Viader en la Plaça dels Patins, de Palma. | Carles Domènec

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La editorial Documenta Balear acaba de publicar La porta, con el texto de la obra de teatro que firman Albert Herranz (Estocolmo, 1970) y Joan Viader (Palma, 1976). «La historia parte de un hecho real, que sucedió en Barcelona y Palma, y que tiene que ver con las puertas de las celdas de la cárcel Modelo de Barcelona», apuntaron los autores, quienes contaron que «en el verano de 1931, un violento motín dejó la cárcel destrozada, los presos llevaban meses en huelga de hambre porque querían mejorar sus condiciones y sentían que el gobernador se burlaba de ellos». La presentación en Palma tendrá lugar esta tarde, a las 20.00 horas, en el espacio L’Elèctrica Ateneu Popular, en la Plaça Quadrado, número 4.

Herranz señaló que «nadie quería, en Barcelona, arreglar las puertas y se decidió que fuera una carpintería de Palma, especializada en butacas de teatro y donde trabajaban los hermanos Frau, que fuera la encargada», y añadió que «cuando los obreros de Palma se enteraron del motivo del encargo se declararon en una huelga que duró tres meses». El escritor y traductor de origen sueco indicó que «nosotros, a partir de este suceso, hemos creado una ficción para narrar mejor los hechos».

Por otra parte, Herranz relató que «La porta trata de la historia de dos hermanos del barrio de Santa Catalina, pescadores, uno de ellos emigró a Barcelona y el otro dejó de ser pescador para trabajar como carpintero, el conflicto provocó tensión entre ellos y el más pragmático empezó a dudar».

Luchas

«Hay luchas necesarias, aunque se lleguen a perder», afirmó Viader, quien declaró que «es una historia muy interesante por la idea de que algunas pequeñas luchas se deben llevar a cabo por una cuestión de principios». En ese sentido, Herranz aseguró que «a veces es importante pararse, los empleados sabían que, tarde o temprano, perderían la huelga, pero era un gesto idealista y una declaración de intenciones».

Los dos autores de La porta, que mostraron el texto al dramaturgo catalán Sergi Belbel, detallaron que «nos dijo que le había gustado y destacó que nos hubiésemos fijado en un pequeño hecho para describir una historia universal, nos dio consejos sobre la posible representación», y asumieron que «con la publicación, ahora el texto tendrá vida propia y, quizás, algún grupo de teatro se fijara en ella para acabar representando la obra».

En ese sentido, Herranz concluyó que «es una obra pensada para una representación sencilla, con tres o cuatro actores con distintos papeles, hay algún elemento abstracto y el eje central es la puerta».