Carlos García Delgado, este miércoles en Palma. | Pilar Pellicer

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Guy de Forestier, alias como escritor del arquitecto Carlos García Delgado (Zaragoza, 1944), presenta su última obra, Estimats catalans, con dos ediciones: una en castellano y otra en catalán, este jueves, a las 19.30, en la galería Pelaires de Palma.

Según explicó su autor, «el libro viene precedido de Estimats mallorquins, un best seller local desde hace 20 años en el que explicaba la mentalidad mallorquina, pero la sensación es muy distinta porque los catalanes no son como los mallorquines ni su situación política es la misma que la de Mallorca hace dos décadas».

La obra está dividida en dos partes: «la primera, un poco descriptiva, habla del carácter catalán y en la segunda, más reflexiva, desgrano sus virtudes. Trata sobre la diversidad de culturas y mentalidades que hay en Europa y, también, en España y de cómo esto es una riqueza potencial», comentó García Delgado, quien matizó que «es potencial porque con las facilidades de hoy en día para comunicarnos, no hay un intercambio de mentalidades».

También, aseguró que «la comunicación que se da hoy es muy superficial, a nivel de imagen. Todos los seres del planeta vestimos igual, vemos las mismas series de televisión, comemos la mismo... Las cosas materiales si se han intercomunicado, pero la manera de pensar que es una cosa más complicada porque requiere un trabajo mayor y no se ve con los ojos, se está quedando atrás».

Por otro lado, el autor afirmó que «conocerse sirve para aprender de las virtudes ajenas y ayuda a entenderse. Así es como se lanzan puentes porque levantar fronteras en esta época de globalización es retrogrado», opinó.

En el caso de Cataluña, el autor afirmó que «uno de los problemas es que los políticos castellanos sólo se preocupan de lo propio y han llevado estrategias de acercamiento equivocadas por puro desconocimiento. En cambio, los catalanes se sienten resentidos y ajenos al resto de España porque tampoco conocen a fondo sus virtudes».

García Delgado «encuentra» la solución al conflicto catalán en «valorarse, entenderse y conocerse. La cosa empezará a caminar cuando los medios e instituciones públicas adopten una estrategia de valorar las virtudes ajenas en lugar de denostar a los otros. Nunca se oye en medios catalanes algo bueno que haya salido del resto de la Península».