Un hombre contempla una obra del artista español Joan Miró durante la exposición 'Joan Miró: El Nacimiento del Mundo' en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (Estados Unidos). | JUSTIN LANE

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El Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) se sumerge en la creatividad poética de Joan Miró con una nueva exhibición que se inaugura este domingo, llamada El nacimiento del mundo en referencia a esa obra monumental de 1925 y que abre la puerta hacia su universo pictórico

La exhibición se centra en la trayectoria del genio catalán desde 1920, cuando se mudó a París y entabló amistad con artistas que después se asociarían al surrealismo, hasta su reconocimiento internacional en la década de los cincuenta, tras la Segunda Guerra Mundial.

Al caer el otoño en su pueblo familiar de Montroig, en 1925, Miró pintó, a veces subido en una escalera, el enorme lienzo de 2,5x2 metros que sería El nacimiento del mundo, que atestigua su ambición artística y refleja procesos propios de la poesía, utilizados en el más de medio centenar de obras a exposición.

«En las galerías podemos ver cómo Miró utiliza los instrumentos de la poesía; si observamos sus estructuras hay aliteraciones, motivos invertidos, cosas que se repiten una y otra vez, o frases sin sentido», explicó la comisaria de la muestra, Anne Umlund.

Excepto cinco préstamos «excepcionales» de manos privadas, la exhibición de 60 obras, que comprende pinturas, dibujos, impresiones y objetos, procede en su gran mayoría de los fondos del MoMA, que tiene una colección de los trabajos más tempranos de Miró, alguien «en quien creyeron los comisarios» artísticos desde su inicios.

El nacimiento del mundo, que el propio pintor describió a André Breton y Paul Éluard como una «especie de génesis», ejerce de «punto de partida» para el universo pictórico de Miró que de nuevo ha puesto de relieve el MoMA, y en el que destacan «paralelismos» como Hirondelle Amour, de 1933 y 1934.

También destacan la pintura mural que se le encargó en 1950 para un comedor de la Universidad de Harvard, de casi seis metros de longitud; o un autorretrato a lápiz, cera y óleo que se hizo en 1937, el primero en casi 20 años, en el que de sus ojos emanan soles, estrellas o llamas.