La biblioteca de Can Pueyo, con el busto de Augusto. | Donald G. Murray

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El Departament de Patrimoni Històric del Consell enviará a la propiedad de Can Pueyo la notificación de que se inicia el expediente de incoación de Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de monumento, del inmueble y de su contenido, cuadros, tapices, muebles, biblioteca y otros elementos que configuran la importancia de este casal, el único en Palma que mantiene la esencia dieciochesca de la nobleza local. Este martes, y con el fin de elaborar el citado expediente de BIC, aprobado durante la reunión de la Comissió de Patrimoni, se decidió comunicar este acuerdo a la dueña de Can Pueyo, Almudena de Padura y España, y solicitarle que devuelva a su lugar de origen todos los elementos decorativos que han sido sacados de las habitaciones de la casa y cuyo paradero desconoce el Consell, excepto el del busto del emperador romano Augusto, inamovible porque goza de la máxima protección patrimonial.

La importancia histórico cultural de Can Pueyo reside precisamente en que, al contrario de lo que ha sucedido con otros BIC de propiedad privada, que se han ido desmantelando durante generaciones, el interior de la casa de los marqueses de Campofranco ha permanecido inalterable durante los últimos siglos. Sin embargo, cuando los técnicos de Patrimoni la visitaron el pasado 26 de noviembre de forma oficial, con el objetivo de elaborar un inventario, se encontraron con que la planta noble y otras dependencias habían sido ‘desvestidas’ de toda decoración, e incluso sin lámparas y sin luz, según confirma el informe elaborado por Patrimoni Històric presentado ayer a la Comissió Técnica. Según Kika Coll, directora insular de este área, De Padura y España deberá «reubicar los bienes muebles como estaban originalmente» para que el expediente «siga adelante». Si no lo hace, una opción que «no contemplamos porque nosotros vamos con una actitud en positivo, se le enviará una orden judicial». Cabe recordar que en noviembre los técnicos accedieron al casal tras la resolución por escrito que había firmado el vicepresident insular Francesc Miralles.

Desde esta vicepresidencia se ha elaborado un informe con toda «la documentación existente sobre Can Pueyo en archivos nacionales y locales, como el Arxiu del Regne, donde se ha encontrado la documentación que Josep Pueyo, tercer marqués de Campofranco, depositó en el siglo XVIII sobre su propia biblioteca y la de Bonaventura Serra i Ferragut, que la completaba, un jurista que en la misma centuria «trabajó sobre todas las ramas del saber», como explica el informe.

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En cuanto a las obras de arte, estudiosos de diversas épocas, incluido s’Arxiduc, fueron dejando constancia en libros y escritos de que «uno de los valores más singulares de Can Pueyo es su decoración interior» y de que se considera como «uno de los conjuntos más homogéneos de mobiliario y artes decorativas de Mallorca y uno de los conjuntos del barroco señorial mejor conservados del Estado».

Sin embargo, toda la información documental y gráfica reunida no es suficiente para completar el expediente por lo que el Consell, con el «fin de proteger el bien», necesita inventariar in situ, tal y como se sabe por fotografías, no solo los bienes muebles, sino su ubicación en las estancias, «porque no trabajamos con suposiciones», según Coll.

Finalmente, el informe establece las «relaciones» que, a partir de ahora, se deben establecer entre la propiedad y Consell a fin de tener en cuenta el estado de conservación de todas esas piezas, la forma en que han de ser tratadas, su mantenimiento en buen estado, limpieza, así como la realización de catas arqueológicas en el edificio para datar, por ejemplo, su orígenes o en relación a las obras de rehabilitación que se pretenden llevar a cabo para construir pisos de lujo.