La planta noble de Can Pueyo, donde se encuentran las estancias principales, da al jardín.

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Uno de los asuntos que se verán este miércoles en la Ponencia Técnica de Patrimoni Històric del Consell será el inicio de apertura de un expediente de catalogación de Bien de Interés Cultural (BIC) sobre Can Pueyo, un casal de Palma del siglo XVII, -fruto seguramente de la remodelación de un inmueble anterior-, y de la colección de obras de arte, mobiliario y biblioteca que, según lo estudios publicados años atrás, es de las más importantes de este tipo de palacios urbanos.

Solamente un busto original del emperador romano Augusto está protegido por la Llei de Patrimoni de la comunidad autónoma por lo que, en la institución insular, preocupa la dispersión de los citados elementos. Según ha podido saber este diario, en el interior del casal ha habido drásticos movimientos de piezas de la planta noble.

«El busto de Augusto está en la casa», aseguró este lunes el abogado de la propietaria, Almudena de Padura y España. Esta escultura, que es Bien de Interés Cultural tras un intento de venta, no puede salir del inmueble sin permiso de Patrimoni. También desde el Consell confirmaron a este diario la «certeza» de que, cuando, a final de año, la Vicepresidencia de Cultura i Patrimoni Històric envió a un inspector a Can Pueyo para confeccionar una relación de las piezas de su colección, el busto «estaba a la vista». No ocurrió así con parte del importante mobiliario o los tapices de Rubens, por ejemplo. Cabe recordar que al no contar con la protección que manda la ley, su dueña puede sacarla del casal. Por su parte, desde el citado departamento se asegura que «se ha intentado dialogar» a lo largo de la legislatura con Almudena de Padura, -quien convertirá su propiedad, excepto la planta noble, en pisos de lujo-, para llegar a un acuerdo, elaborar el necesario listado y proceder a la catalogación del conjunto.

Al margen, según explicó la directora Kika Coll, desde «hace tiempo estamos trabajando en la incoación de declaración de BIC, tanto de la arquitectura, como de los bienes muebles, por lo que se ha recopilado toda la información que se ha publicado sobre Can Pueyo y la que hay en archivos locales y nacionales. Este trabajo se ha elaborado mediante el programa Joves Qualificats, dando como resultado un informe sobre el estado de la cuestión». Este documento será el punto de partida de la apertura del expediente. Según Coll, «tenemos que trabajar de manera rigurosa y científica, no con suposiciones», por lo que el inventario es fundamental. Si la dueña de Can Pueyo impide la entrada a los técnicos del Consell, estos accederán al edificio mediante «una orden judicial».

Según escribió la historiadora del arte Aina Pascual, «Can Pueyo guarda en su interior el conjunto de mobiliario y decoración dieciochesca más suntuoso y homogéneo de la ciudad».
Los muebles italianos y mallorquines, como la cama que firmó l’Adrià; los tapices sobre cartones de Rubens; los zócalos del pintor barroco Guillem Mesquida, una gloria local; la biblioteca, con su mesa de la Inquisición, o las lámparas de Murano conforman el aroma de un tiempo, de una historia, que no debería perderse.