El escritor Alejandro Palomas posa en La librera del Savoy de Palma. | Teresa Ayuga

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Cómo un ceramista que necesita moldear el barro en tiempo real. Así se describe el escritor Alejandro Palomas (Barcelona, 1967). En Un amor, su última novela, el autor sigue desarrollando las relaciones entre los personajes de Una madre y Un perro, para crear una atmósfera íntima y familiar. La obra, Premi Nadal 2018, se presentó este miércoles en Palma, en La librera del Savoy.

—Primero escribió 'Una madre', después 'Un perro', ¿por qué ahora es el turno de 'Un amor'?

—Cuando yo escribí Una madre pensaba que era una sola novela. Pero me di cuenta de que seguía muy habitado por los personajes, y me puse a escribir Un perro, la segunda parte. Tras esta novela, supe que no podía haber sólo dos, y apareció Un amor porque, en primer lugar, el título tenía que ser acorde a los otros dos. Para mí, es un título que engloba todos los Pantone de las relaciones en las que hay amor y que he conocido. Quería que el lector pensase en un amor entre hombre y mujer, pero se encontrase con el amor ausente, el amor fraternal, el desamor... Todo desde todos los prismas posibles.

—Amalia, la protagonista, es un personaje muy carismático, ¿en quién se inspiró?

—En mi madre. Amalia es muy como mi madre en cuanto a la estructura del personaje, la forma de mirar, el proceso mental. En cuanto a las historias, hay cosas que también son reales. La novela nace de un episodio con mi madre en el que pensé que se me iba, y llegué a sentir lo que es la orfandad. Esta novela es una novela sobre la orfandad, o al menos yo lo he vivido así.

—¿Cómo fue ganar el Premi Nadal?

—Fue satisfactorio y emocionante, pero también pensé en todo el trabajo que me llegaba. El Premi Nadal hubiera sido una gran alegría si hubiese sido el final de mi carrera, pero para mí es solo un paso más. Tengo claro que ser escritor es mi vocación y lo voy a ser hasta que muera.

—¿Qué busca Un amor?

—Mi fantasía es que le pase al lector lo mismo que me pasa a mí cuando encuentro algo que cambia mi situación en el mundo y, aunque sea sólo unos segundos, que me conecta con la vida. Yo lo que pretendo es que cuando me lees, te quedes conmigo.

—¿Es complicado escribir cosas del día a día?

—Es fácil cuando valoras las cosas del día a día, yo me fijo mucho en las pequeñas cosas, lo que es difícil es que los demás no te critiquen, que entiendan que hagas eso. Pero hacerlo es fácil, además es un viaje brutal. Lo que más me gusta es viajar cerca: estar en casa, cerrar los ojos e ir donde quiera. Es cuando más libre me siento.

—¿Volverán las historias de Amalia?

—Si te digo que no volverá, te estaré mintiendo. No sé como, ni cuando, ni como lo voy a hacer. Quizá vuelva en otros formatos, me gusta mucho la novela gráfica. Pero volver, volverá, seguro.