El artista, junto al conjunto situado en la Miranda de Santa Caterina del Port de Sóller. | Lluc Garcia

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Si la obra pictórica de Joan Bennàssar (Pollença, 1950) impactó y sorprendió, el año pasado, con su instalación en el decrépito teatro La Defensora de Sóller. Asi, contribuyó, en buena medida, a volver poner en valor este espacio escénico. El artista ha continuado con su proyecto de convertir la ciudad del Valle en un referente cultural de la Isla con la instalación de varios grupos escultóricos de gran tamaño en diferentes espacios públicos de Sóller y del Port.

«Mis esculturas en estos lugares emblemáticos pueden gustar o no, pero la creación de debate es, sin duda, uno de los objetivos del arte. Estoy seguro de que estas figuras no dejarán a nadie indiferente...». Así lo explicaba el creador durante la colocación de algunas de las grandes esculturas antropomorfas junto al Museo del Mar del Port de Sóller.
Otros espacios públicos y privados de la ciudad cuentan ya también desde hace unos días con esta obra, lo que permite seguir «un itinerario cultural que hará aún más atractivos estos espacios y que, seguramente, se traducirá en miles de fotografías y comentarios».

El artista de Pollença, de reconocido prestigio internacional, ha sido invitado a exponer sus obras en Miami (Estados Unidos), un proyecto que llevará a cabo a continuación del de Sóller, donde las figuras se mostrarán al aire libre hasta finales de 2019. El alcalde, Jaume Servera, destacó que «las esculturas de Bennàssar podrán ser contempladas por todos y darán más atractivo a nuestros espacios verdes».

La exposición de esculturas, que se complementa con una muestra pictórica de arte erótico y también de piezas tridimensionales en el Museu de Sóller, se inaugurará formalmente este sábado. Los espacios públicos donde se han instalado son el Parc de Sa Calatrava, con dos grupos de figuras que «sorprenden» al peatón; la Miranda de Santa Caterina –un privilegiado balcón sobre el mar de Tramuntana– y los jardines anexos al oratorio, con tres obras más que «vigilan» la rada; la escollera y la playa del Través (estos dos últimos grupos «tocando» la sal del mar Mediterráneo, una de las principales fuentes de inspiración de Bennàssar); la rotonda de entrada al pueblo; la estación del tren de Sóller y los jardines privados de Can Grec.