Cartel de la serie sobre Ramon Llull, animada por la unidad Ladat de la UIB.

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Ramon Llull ha sido objeto de diversidad de estudios e investigaciones y, su legado, a día de hoy, más de 700 años después de su muerte, es innegable. Sin embargo, toda esa información no está al alcance del público infantil y juvenil. Para remediarlo, la unidad LADAT d’Animació i Tecnologies Audiovisuals de la Universitat de les Illes Balears (UIB), en colaboración con la Càtedra Ramon Llull, han creado la primera serie de animación sobre el filósofo, poeta, místico y teólogo. La primera visualización pública se realizará hoy, a las 20.30 horas, en el Teatre Municipal Xesc Forteza de Palma. Está previsto que IB3, coproductora, la emita durante el primer trimestre de 2018.

«El proyecto nació en 2015 por iniciativa del Consell Insular, que se puso en contacto con LADAT para llevar a cabo alguna iniciativa para conmemorar el séptimo centenario de la muerte de Llull, que fue en 2016», aclara Juan Montes de Oca, director del LADAT. «Empezamos a investigar y nos dimos cuenta que había mucho material sobre Llull, pero a un nivel muy elevado, por y para expertos. Para niños, apenas había nada y, lo que había, era de baja calidad. A partir de ahí nos planteamos la posibilidad de hacer un corto, un largometraje o una serie. Nos decidimos por la última opción porque nos permitía contar la historia más ágilmente», justifica. De esta manera, la serie está formada por siete capítulos, que van desde sus primeros años de vida hasta su muerte, en 1316. «Lo más difícil era cómo llamar la atención de los niños. Así, optamos por crear una parte de ficción, unida a la historia real. Hay tres personajes en la serie: el propio Ramon Llull, el pequeño Lluís, de 12 años, y el ca rater Lluna», avanza.

«Ramon Llull y Lluís se encuentran por casualidad y, a partir de ahí, nace una relación fraternal parecida a la que mantiene un abuelo con su nieto. Uno de los objetivos más destacados era visibilizar la figura de Llull, pero hacerlo más humano: bajarlo de esos mundos místicos y filosóficos para compartir un rato con los niños, contarles sus batallitas, pues los más pequeños están llenos de curiosidad», insiste. En cuanto a la estética, se distinguen dos partes: la ficticia, que se representa en 3D y con la fusión de los escenarios con fondos acrílicos; y la parte real, contada en «pseudo 2D» con «personajes articulados y siempre orientados a 45 grados, siguiendo el sistema de ilustración medieval», detalla.