Contesporles incluye actividades para toda la familia y para todos los gustos. | Miguel Ángel Borrás

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Hadas gigantas con vestidos brillantes y coloridos –las Fades passes llargues–, redes con letras que cuelgan de los árboles, música y, sobre todo, muchas historias. Parece una escena de cuento. Y lo es. Este fin de semana, ayer y hoy, Esporles se ha convertido en escenario de magia y fantasía con la tercera edición de Contesporles.

El Festival Internacional del Conte arrancó con éxito en 2013 con 50 actividades y colgando el cartel de lleno con 2.000 personas. La gran acogida permitió a Miquel Ensenyat –alcalde del municipio en aquella época– asegurar que se celebraría cada dos años. Y así ha sido. El Festival no solo se ha mantenido, sino que se consolida como una cita ineludible para quien quiera escuchar historias, con la programación de 37 cuentacuentos –12 de los cuales son Contes a ca meva, para los que particulares han abierto sus casas–, talleres, espectáculos teatrales, itinerarios por las calles y propuestas en catalán, castellano, inglés, gaélico y lenguaje de signos. Está previsto que, entre ayer y hoy, participen cerca de 5.000 personas.

«Los lectores, primero, se hacen escuchando. El cuento y su teatrealización ayuda a poner en volver el legado de una cultura y un pueblo», señaló Fanny Tur, consellera de Cultura, ayer en el acto de inauguración.