Funk, pop, flamenco, soul, rock y ambientación electrónica se funden en las canciones del dúo. | Redacción Cultura

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Nita Manjón y Ale Acosta forman Fuel Fandango, un dúo mitad cordobés, mitad canario que vive un momento francamente dulce tras la publicación de su tercer LP Aurora. Sus canciones aliñan el flamenco con ingredientes tan dispares como el funk, la electrónica, el pop, el soul o el rock. El mejunje ha calado rápidamente entre el público, que disfruta de unas composiciones cantadas en inglés y español en las que tradición y vanguardia cruzan sus fronteras cogidas de la mano. El dúo encabezará la próxima cita con el ciclo Nits Cúbiques, con base en el Teatre de Lloseta el próximo 24 de febrero, a las 21.00.

Aurora es su tercer trabajo, el acercamiento poético con el que Fuel Fandango ha querido retratar su nueva fase compositiva, un disco que desprende una enorme fuerza y vitalidad, pero también un canto a la libertad. «Queríamos expresar luminosidad y positivismo, porque es así como nos sentimos. Esta vida te da golpes de vez en cuando y pierdes la inocencia, pero siempre intentamos seguir adelante con la mejor actitud posible», expresa Nita Manjón, voz del grupo. Ese ‘buenrollismo’ que destila el disco convierte cada uno de los temas en una especie de píldoras contra la depresión, en especial «Toda la vida, una canción que te da ganas de levantarte por las mañanas y darte cuenta que somos unos privilegiados por seguir en este mundo».

En cuanto al envoltorio, la fusión continua siendo la bandera que ondea en el horizonte de Fuel Fandango: «Escuchamos todo tipo de música, y de alguna manera influyen cuando componemos, pero siempre intentamos partir de cero sin nada preconcebido».

Cultura musical

Este país, en el que lo serio y profundo a veces es sinónimo de aburrido, sigue concediendo mayor crédito a las propuestas foráneas, algo que molesta a la cantante: «Hay talento a raudales, es bestial la cantidad de artistas que están haciendo cosas muy interesantes, pero es verdad que muchas veces tenemos síndrome de inferioridad y le damos más importancia a lo que viene de fuera», sostiene.