Xilografía sobre la lapidación de Ramon Llull. | GABRIELLACOMBA

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La colección de xilografías y matrices de la imprenta Guasp, que es Bien de Interés Cultural (BIC), ‘resurge’ para el público gracias a un libro recién editado por la Seu del que es autora Miquela Forteza, historiadora del arte, investigadora y profesora de la Universitat de les Illes. Del conjunto de 1.590 moldes xilográficos, «verdaderas joyas del arte gráfico en cantidad y calidad», esta experta ha llevado a cabo una selección de Xilografies antigues del Bt. Ramon Llull, que es como se titula el volumen. Estas estampas no se reeditaban desde 1497 y, como novedad, la publicación contiene imágenes hasta ahora inéditas de las matrices de madera utilizadas en el proceso de estampación.

La imprenta Guasp, que estuvo en activo en manos de la misma familia desde el siglo XVI hasta el XX, editó por primera vez las xilografías lulianas en 1915, con motivo del sexto centenario del beato; las reeditó en 1947, añadiendo algunas encontradas entre ambas fechas, y, con motivo del séptimo centenario, celebrado este año, el Cabildo lo ha hecho de nuevo. En este caso, Miquela Forteza, conocedora de la colección, que estudió con motivo de sus tesis doctoral publicada en 2005, ha aportado un catálogo razonado; tres nuevos grabados; un texto explicativo didáctico y ameno, –que iluminará, tanto a expertos como profanos en la materia–, y, sobre todo, las imágenes de los moldes de madera con su correspondiente ficha.

Cabe recordar, según cuenta Forteza, que la Colección Guasp, que la familia guardó con tanto mimo durante siglos, estuvo a punto de salir de la Isla para siempre cuando la imprenta cerró en 1958. Primero cayó en manos de un anticuario madrileño, del que iba a pasar a uno americano. «Una señora mallorquina la rescató en Madrid y la devolvió a Mallorca». Finalmente, la adquirió el abogado Tomàs Capllonch y ahora pertenece a los hermanos Capllonch Ferrà.

Este conjunto, –junto con una prensa de la citada imprenta, del siglo XVII–, se encuentra en la celda municipal de la Cartoixa de Valldemossa. «Es uno de los fondos gráficos más importantes para conocer la iconografía luliana», señala Forteza.

A partir de «la publicación de la tesis, fue cuando comenzó el proceso para catalogarlo como BIC y este mes de octubre se han cumplido diez años de la declaración», añade la investigadora, que forma parte del Grup de Conservació del Patrimoni Artístic Religiós (CPAR) de la universidad balear.

En estas xilografías que ilustraban libros, documentos, gozos..., –y que se reprodujeron tanto a lo largo de los siglos que algunos de los moldes de madera están gastados por el uso–, se muestra al beato en retratos o en escenas narrativas sobre hechos de su vida como la iluminación o la lapidación y en representaciones relacionadas con la orden franciscana o la Inmaculada Concepción, de la que era defensor. La colección Guasp comenzó a revalorizarse en el siglo XIX.