David Bustamante. | Redacción Cultura

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A sus 34 años, David Bustamante es un consagrado baladista que, paradojas del destino, ha cosechado sus mayores éxitos con temas bailables. Amor de los dos es su último disco, catorce antorchas que brillan con luz propia y proponen un reencuentro con Latinoamérica, al tiempo que dejan claro que el bolero no tiene edad. El cántabro ha promocionado clásicos como Bésame Mucho, Júrame o Historia de un Amor en un verano frenético por México, temas que este sábado acercará a Trui Teatre de Palma a partir de las 21.00

El diseñador Paul Smith hace trajes de corte clásico, pero sus forros interiores son estampados vivos de motivos modernistas, una auténtica fiesta policromada. Su equivalente musical, por extraño que parezca, lo encontraríamos en David Bustamante. Su voz, más amplia de registros pero tan exaltada y temperamental como de costumbre, gobierna a placer baladas vibrantes y medios tiempos cálidos. Variedad y polifonía, sí, pero sobretodo música anclada en una línea de corte absolutamente clásico. Lo demuestra en Amor de los dos, un álbum en el que conjuga con maestría las maneras de la escuela levantina melódica (Nino Bravo, Camilo Sesto...) con el clasicismo de los baladistas latinos (Juan Gabriel, Agustín Lara...). Bustamante sale airoso del envite gracias, en parte, a la minuciosa labor de Jorge Avendaño, el veterano productor mejicano le ha ayudado a cruzar ese puente generacional, logrando que sus versiones luzcan tan contemporáneas como en la época en que fueron concebidas. Y para darle un toque más azteca, Amor de los dos incluye dúos con Alejandro Fernández, Alicia Villarreal y Edith Márquez.

Definitivamente, David Bustamante es uno de los nombres del momento: nuevo disco, confirmación de su presencia en el concierto-reunión con sus excompañeros de Operación Triunfo y, cada sobremesa, su voz se deja oír en la nueva sintonía de cabecera de la longeva serie Amar es para siempre. Esta noche en Trui Teatre, el cántabro desvelará su última faceta creativa, más atemporal que nunca, compuesta de boleros que suenan tan actuales como lo hacían en la década de su concepción, y como lo harán dentro de quince años.