La restauradora muestra el resultado de los trabajos en el retablo. | Redacción Cultura

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La iglesia Santa Creu de Palma ha recuperado algunas de sus piezas más ‘castigadas’, obras de «elevado interés histórico-artístico» que necesitaban una restauración urgente para evitar su pérdida.

Después de analizar todo el patrimonio, se optó por ‘rescatar’ el retablo de Sant Llorenç que se encuentra en la cripta, un conjunto de finales del XVI que sufrió varias intervenciones en el siglo XX y al que se incorporó en 1921 una tabla central firmada por Faust Morell.

El Taller de Restauració del Bisbat, bajo la dirección de Antònia Reig, y en colaboración con la historiadora Aina Pascual y el investigador Jaume Llabrés, valoró la necesidad de intervenir en una pintura de mediados del XVII procedente del taller de Miquel Bestard y una talla policromada de Santa Aina, que hasta su restauración se encontraba en un almacén. El trabajo ha sido posible gracias al convenio entre el Bisbat de Mallorca y el Consell, que en 2015 también permitió diversas restauraciones de la iglesia de Binissalem.