Desde la izquierda, Francisca Niell e Isabel Gomis explican a este diario que las piedras del patio del Casal Solleric han perdido consistencia porque se han ido abriendo en lajas y volatilizando. | Jaume Morey

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Desconchones en las paredes, cristales rotos, maderas agrietadas o suelos desgastados son algunos de los problemas que padece el Casal Solleric de Palma, de finales del XVIII. La causa de este deterioro se debe a la falta de mantenimiento desde su apertura como centro de arte contemporáneo, en los años ochenta del pasado siglo.

Francesca Niell, directora general de Cultura del Ajuntament de Palma concluye: «Necesita mà de metge». Esta frase popular resume el deterioro del inmueble que, según Catalina Cantarellas, historiadora del Arte de la Universitat de les Illes, es el «último ejemplo de casa señorial urbana».

Cantarellas, que acaba de elaborar un informe sobre uns pinturas de este casal que casi se habían perdido por la humedad y que se van a restaurar, resume la situación de estos edificios protegidos, como el Solleric, que es Bien de Interés Cultural (BIC): «El mantenimiento es la asignatura pendiente del patrimonio histórico, la conservación, cuando luego se quiere proteger cualquier cosa», sentencia.