Pascual de Cabo, durante el montaje de la exposición que inaugura el viernes en Can Prunera. | Jaume Morey

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La pintura forma parte de su vida desde la niñez y asegura que quiere «vivir muchos años más para poder seguir disfrutando de ella». Pascual de Cabo (Alicante, 1952) es de esos creadores «hiperactivos», de los que vive el taller con intensidad porque, «al final, lo que importa en la pintura es lo que a veces sucede dentro de ese espacio».

El Museu Modernista Can Prunera, en Sóller, revisita su obra, abre la extensísima colección propia del artista para seleccionar una serie de piezas desde los años sesenta que muestran el amplio «abanico» de su pintura y el recorrido que ha tenido su artes después de más de cincuenta años de trabajo. Una mirada retrospectiva se inaugurará a las 19.00 horas.

Pascual de Cabo, que recibió hace unos meses la Medalla d’Or de Palma, ha transitado por la abstracción, la figuración, el retrato... «En los sesenta, el surrealismo de Dalí y el Dalí dibujante me cautivó. Luego me llegó Velázquez, que es quien más me ha marcado», explica. Durante los tres meses que se podrá ver esta muestra en Sóller, los visitantes podrán acercarse también a sus meninas, a sus tauromaquias y sus paisajes. Reconoce el pintor sentirse «muy orgulloso de haber mostrado el paisaje mallorquín por todo el mundo, aunque a algunos les pese, pero ahora tengo otra edad, vivo en otro lugar y me gustan las escenas con figura, las escenas de calle, la sociedad actual. Pero creo que todo esto aún está en proceso y no lo podré enseñar hasta dentro de unos años. Ahora pinto lo que emociona».