El joven cantante Calum. | Jennifer Munar

TW
0

Recién llegado de su viaje de estudios en Valencia, Calum se sumerge en el estudio de Daniel Ambrojo para atender a la otra mitad de su vida. La mitad que provoca que le paren por la calle y que miles de voces coreen sus canciones cuando sube a un escenario. En las distancias cortas, Calum es un adolescente como otro cualquiera: forofo del Real Madrid («Va a ganar la Champions», desea con orgullo), amante de la comida rápida y amigo de sus amigos. El 29 de abril saldrá a la venta 'Staying alive', un álbum que mostrará su vertiente «más madura».

—¿Cómo describiría este segundo disco?
—Muy variado. Hay ocho temas en inglés y tres en español. El sonido sigue siendo pop, pero algo más maduro. He estado muy involucrado en todo el proceso: escritura de la letra, producción... En los conciertos también me gusta estar ahí, para comprobar que todo salga perfecto.

—¿Y por qué llamar al álbum Staying alive?
—Es una de mis canciones favoritas del disco, y me gustaba que se significara que sigo vivo. Una forma de demostrar que después de todo lo que me ha pasado, sigo siendo yo.

—Hace poco publicó una canción en la que rapeaba. ¿Veremos algo más de eso en Staying alive?
—Me gusta mucho rapear desde hace varios años. Lo hacía todo el rato en el coche hasta que mis padres me mandaban callar. En cuanto al disco... Habrá sorpresas.

—El año pasado grabó una canción para Los Descendientes, una película de Disney. ¿Se vería actuando en un futuro?
—Nunca he actuado, solo en los teatros que hacíamos en el instituto, pero creo que me gustaría.

—¿Cómo lleva que las fans le paren por la calle?
—Bien. A veces, sí que es un poco incómodo, pero no me cuesta nada pararme y hacerme una foto. Lo malo es que alguna vez, de compras con mis amigos, me he hecho una foto con alguien y ha llamado al resto de sus amigas, pero me lo tomo con bastante calma. Si les hablas de forma educada entienden que necesitas espacio.

—¿Siente la presión de estar en el punto de mira?
—Hay presión por todo. No puedo equivocarme, ni cometer errores. Casi no puedo tener ni novia, y eso me hace pensar que mi vida ha cambiado un montón. La presión está en hacer felices a muchas personas.