Jaime Urrutia, uno de los pilares de La Movida Madrileña. | J. PEREZ

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Al natural, la gira en formato acústico en la que Jaime Urrutia repasa sus más de tres décadas sobre los escenarios, recala este viernes en la sala La Movida de Palma, a las 22.30. Paradigma del rock castizo, el ex Gabinete Caligari recuperará sus partituras más significativas, así como otras que pasaron desapercibidas, todas ellas canciones nacidas al margen de las tendencias de la época.

Cuatro Rosas, Camino Soria, La culpa fue del cha-cha-chá, Qué barbaridad y muchos otros éxitos vertebran un repertorio pegadizo como la melaza, punto de encuentro entre el rock y los sonidos castizos. Un repertorio gobernado por una voz que no necesita presentación pues, como su propio rostro, deviene uno de los elementos más reconocibles y representativos de la escena de los ochenta. Desde la disolución de Gabinete Caligari, Jaime Urrutia ha sabido rodearse de lo mejor del pop rock de ayer y hoy (Loquillo, Andrés Calamaro, Amaral, Enrique Bunbury) para ofrecer tres largos de estudio y uno en directo donde no ha dejado de seducir al público con una voz en la que apenas ha hecho mella el paso del tiempo.

Hijo de crítico taurino, el madrileño escuchaba de niño el rock de los sesenta así como a autores italianos y españoles, una mezcla alimentada por el post punk de bandas como Joy Division, cuyos discos le traía de Londres su amigo Eduardo Benavente. De todas esas influencias, Urrutia y sus Gabinete Caligari empastaron un sonido único que fue el punto de inflexión de una Movida Madrileña que reemplazaba con orgullo las modas importadas del Reino Unido por la imaginería patria, hasta ese momento denostada por el progresismo germinado al calor de la transición.