Tom Hardy, en un fotograma de la película ‘Mad Max’.

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Hacía tiempo que una edición de los Oscar no era tan polémica como ésta. Si las quinielas de la mayoría no fallan, se romperán récords y se otorgarán galardones de esos en los que es imposible no pensar: ‘ya era hora’. Todo ello ocurrirá en el Teatro Dolby de Los Ángeles.

La polémica está servida. Solo una película con intérpretes de raza negra, Straight Outta Compton, ha logrado una candidatura, a mejor guión original, un hecho que hablaría en favor de la arcaica Academia del Cine de Hollywood si dejamos de lado que los dos guionistas son blancos. El único que, irónicamente, no seguirá el patrón ‘blanco’ de la ceremonia será su presentador, el actor Chris Rock. En defensa de la Academia cabe recordar que hace solo dos años obtuvo el Oscar a mejor película el drama 12 años de esclavitud.

En otro orden de cosas, en el caso de que Alejandro González Iñárritu logre la estatuilla a mejor director se convertiría en el tercero en la historia de los Oscar en hacerlo dos años consecutivos, un club al que, por el momento, solo pertenecen John Ford y Joseph L. Mankiewicz.

El mayor consenso parece estar en el apartado de mejor actor, en el que todo el mundo espera escuchar el nombre de Leonardo DiCaprio. Esta es su quinta nominación, pero a pesar de eso la estatuilla se le ha resistido hasta ahora.