Daniel Acuña y Chloé Cruchaudet, frente a la carpa del Circ Bover, en sa Feixina. | Joan Torres

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En un principio su intención era penetrar en el mercado franco-belga del cómic. Pero Daniel Acuña se desvió. Comenzó a tontear con el cómic americano y le aceptaron en la pandilla. «Una vez que entras allí, si te va bien, te empiezan a dar un trabajo detrás de otro», comenta antes de reconocer que perdió (bastante) su personalidad al dibujar superhéroes. Tuvo que adaptarse. «Cuando entras quieres gustar. Es como cuando ligas. Te pones tus mejores camisas y luego ya, cuando te la has ligado, eres tú mismo. ¿no? Y al final pues te dejan», prosigue el dibujante, que participa en la edición actual del festival CòmicNostrum. Igual que Chloé Cruchaudet, autora de Degenerado, una novela gráfica sobre un soldado travestido durante la Gran Guerra basada en una historia real.

Acuña impartió una clase magistral sobre cómo fabrica sus personajes en el tiempo que le marca su editorial, desde la carpa del Circ Bover, ubicada en sa Feixina, Palma.

Paul Grappe fue un desertor de la Primera Guerra Mundial que vivió 10 años travestido para escapar y evitar ser fusilado. Degenerado es una historia real, con tintes de ficción, que ideó Cruchaudet, quien charló sobre el proceso de construcción de identidad del personaje. «Escuché por la radio que dos historiadores universitarios habían escrito un libro, sin diálogos, sobre este relato», rememora la ilustradora. Paul Grappe y Louise Landy vivieron como una pareja de lesbianas. «Grappe se acabó convirtiendo en una especie de mujer magnífica, todos los hombres se enamoraron del travesti y empezó a haber problemas de fricción de pareja por ello», apunta Cruchaudet.