Pablo Alborán, en un instante de su actuación en el Coliseo Balear. | Miquel Àngel Borràs

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Por la tarde, el coso ya era tierra de mujeres, ojeaban el móvil y conversaban nerviosas mientras hacían cola para asegurarse un lugar en vanguardia. Eran la avanzada, los primeros centenares de las cerca de 8.000 gargantas que este sábado llenaron la plaza de toros de Palma en la presentación del Tour Terral del malagueño de oro, Pablo Alborán.

Se veían pocas figuras masculinas. Novios en calidad de acompañantes, la mayoría. Y cinco minutos sobre las diez aparecía el 'maestro', un Alborán que dejó al borde del knock out a las primeras y más fanáticas filas.

En los primeros lances, las luces del espectáculo se complementaban con los flashes del público, un ritual que solo cesó cuando el andaluz se arrancó con los ritmos enérgicos de letra optimista de Está permitido, corte incluido en su último disco, Terral.

No esperó a que acabará el primer tema de la noche cuando se dirigió por primera vez a los fans: «Buenas noches Mallorca», gritó. La locura. Siguió con La escalera, para confesar a su conclusión «tenía muchas ganas de venir, gracias por apostar por mí desde el minuto uno. Esta noche me dejo la piel por vosotros».