La cantante Daniella Fally, durante su actuación junto a la Simfònica. | Jaume Morey

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«Esta es la orquesta de todos ustedes, de la cultura, la representación más importante de un territorio civilizado, una garantía... Y nosotros únicamente podemos ofrecérsela». Con estas palabras introdujo Pablo Mielgo, batuta titular de la Orquestra Simfónica, el concierto que sirvió de presentación en sociedad para la Associació Amics de la Simfònica, una Gala de Primavera que acogió el Auditòrium de Palma y que corrió a cargo de la formación, junto a los prestigiosos cantantes Johan Botha y Daniella Fally, artistas de primer nivel internacional.

Más de mil personas arroparon el primer paso de un colectivo ideado por «un persona de corta edad de noventa años», Josef Egger, bromeó con cariño Mielgo, pocos minutos antes de iniciarse el recital.

Los amigos de Salamanca, de Schubert, sirvió de apertura para un concierto en el que sonaron, además, partituras de Beethoven, Offenbach, Strauss, Nicolai, Lehar, Heuberger y, sobre todo, Wagner, con cuyas piezas se lució un implacable Johan Botha.