El director Pedro Almodóvar (d) y la actriz Rossy de Palma (con vestido negro), en el Lumiere Film Festival. | Efe

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El cineasta español Pedro Almódovar asegura que las condiciones para hacer cine en España nunca habían sido tan malas, situación que atribuye a la «indiferencia» de las autoridades españolas y que le lleva a plantearse la posibilidad de abandonar Madrid.

En una entrevista concedida a los medios españoles acreditados en el Festival Lumière, que tuvo lugar este sábado en el hangar lionés donde se realizó la primera película de la historia, Salida de la fábrica (1895), Almodóvar se muestra pesimista sobre el futuro de la industria española.

«El estado de precariedad en que se encuentra es peor que nunca. Es un espejismo lo de que la cuota de asistencia a las salas va a subir este año. Va a subir porque hay tres películas producidas por los estudios, que en España son las televisiones, con un ánimo muy comercial», opina el cineasta.

El resto, «el 99 por ciento, están condenadas o bien a presupuestos mínimos o a no tener presupuestos», explica el autor de filmes oscarizados como «Todo sobre mi madre» o «Hable con ella».

Almodóvar considera que una de las claves para superar esta situación es la creación de un Ministerio exclusivo de Cultura porque califica de «aberrante» que sea el Ministerio de Hacienda, que «tiene otras prioridades», quien determine sobre las ayudas.

«Es una situación desastrosa y a la gente que tiene que decidir le da absolutamente igual. Estamos en el peor momento para hacer cine. Se hace porque la gente quiere contar historias, pero se hace en condiciones ínfimas que sólo deberían ser excepcionales», afirma.

Posteriormente y en rueda de prensa, el director manchego ahondó en los efectos de la subida del IVA cultural que se llevó a cabo hace dos años en España y que ha creado, en su opinión, una «situación miserable».

«En Madrid cada vez hay menos salas de cine y con menos público. Se está incluso perdiendo la costumbre de ir», afirmó en comparación con la recuperación que vive este año la industria cinematográfica francesa, donde la fiscalidad es más benévola y se limita al 5 por ciento, frente al IVA del 21 % que paga el espectador en España.

«Para un cinéfilo como yo que no haya salas para, ya no digo clásicos, sino que ni siquiera exista la idea de proyectar reposiciones, me da mucha pena. Por eso pienso si sigue siendo una buena idea seguir viviendo en Madrid», declaró.

Sobre la adoración que se profesa a su cine en Francia y que se volvió a concretar ayer con el emotivo homenaje que le dedicó el Festival Lumière, Almodóvar dijo que se siente «adoptado» por el público francés, de ahí que se le trate con tanta «generosidad».

El director, que afirma tener todas las condecoraciones que existen en Francia y haber recibido todo el reconocimiento que se le puede dar a un artista, nunca se ha planteado rodar en este país.

«Me ofrecieron un proyecto muy tentador que era 'la suite francesa', una novela de Irène Némirovsky, pero habría que reducirla, quizás convertirla en una serie, y yo no soy de hacer grandes producciones. Habría que sacar masas a las calles de París y además rodar en otra lengua», explica.

En cuanto a la complicada relación que mantiene siempre con España, Almodóvar precisa que no tiene ningún problema con la gente, únicamente con ciertos sectores de la prensa.

«Eso me ha acompañado toda la vida. No es el estado en el que me gusta vivir. Yo busco más reciprocidad que polémica pero desde el primer momento la polémica ha estado presente en mi vida y por tanto tengo que convivir con ella», concluye el cineasta, que clausurará mañana el Festival Lumière, cuya VI edición se ha consagrado a su obra y figura.