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El lingüista italiano Raffaele Simone (Lecce, 1944) expone su visión crítica de la crisis de la izquierda en el mundo occidental en El monstruo amable. ¿El mundo se vuelve de derechas? (Taurus). El profesor habla en Mallorca de esta publicación y reconoce que «la izquierda solo podrá salvarse si inventa un vocabulario moderno y tiene que separar su imagen de la tradición comunista».

Simone, con una dilatada carrera como analista político, opina que ese cambio es «un desafío muy importante. Creo que no hay gente preparada para asumirlo ni la capacidad de generar nuevos eslóganes de izquierdas y modernos».

Durante las Converses Literàries, en Formentor, también habló sobre «el esfuerzo» que supone ser de dicha ideología. «La cultura es esfuerzo, renuncia, silencio; por ello, históricamente la derecha crea actitudes, pero no cultura, y la ciencia normalmente es de izquierdas. Es una cuestión colectiva». Raffaele Simone afirma que «la derecha no da ciencia, puede dar literatura, historia y filosofía, las disciplinas más ideológicas, pero las más frías no son de la derecha».

En su visita a la Isla, el ensayista ha razonado que, «desde el punto de vista social, somos egoístas y posesivos. Es la tesis de la última parte del libro que ha generado muchas discusiones», y cuenta que «la familia y la educación nos enseñan a limitar estos impulsos de apropiación».

El escritor y pensador aclara sobre el título del libro que «el concepto de monstruo amable se refiere a un grupo de poder planetario que, a cambio de una alegría superficial, pide la libertad de hacer lo que quiera», y detalla que «es algo desastroso pero amable, anuncia alegrías y felicidad generalizada en vez de guerras sin preguntar lo que hay de detrás».

El escritor, siempre crítico, sostiene que «los partidos son máquinas de corrupción», y lamenta que «hay una desaparición gradual de la clase obrera, que ya no desea compartir ideales». El especialista en filosofía del lenguaje argumenta que «la neoderecha está representada por Bush en los Estados Unidos o Berlusconi en Italia, prometen riqueza, alegría consumista, sexo y buen humor, y piden a cambio poder hacer lo que quieran, sin reservas, en especial en los campos judicial y económico».