El músico y compositor Sergio de la Puente posó para esta entrevista en Madrid. | José Sevilla

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Sergio de la Puente (Granada, 1975), músico y autor de bandas sonoras para televisión y cine, cuenta con tres Goya, tres candidaturas al premio Jerry Goldsmith y una nominación al Oscar. Protagonizará, junto al también músico Joan Martorell, un concierto el próximo viernes 5 de septiembre en el Castell de Bellver, para celebrar los 25 años de la Associació Balear d’Amics de les Bandes Sonores (ABABS), interpretando música en directo con la Chamber Film Orchestra mientras se proyecta el estreno mundial de la película de animación Cuentos extraordinarios, de Edgar Allan Poe, dirigida por Raúl García.

—¿En qué consistirá el concierto de Palma?
—Es la música del proyecto de Raúl García y los cinco relatos de Cuentos extraordinarios, de Allan Poe. Llegué a través de García, productor y director de varias películas que tengo como El lince perdido o La Dama y la Muerte, que estuvo nominado al Oscar. Raúl adquirió hace cinco años los derechos de una grabación de Bela Lugosi de El corazón delator, de Poe, sobre el que hizo un corto de animación que fue la bomba en algunos circuitos. Y decidió hacer un segundo relato La caída de la Casa Usher. Como está muy integrado en Hollywood, consiguió que lo narrara Christopher Lee. Ahí entré yo como coproductor y compuse toda la banda sonora.

—¿Cómo se logra poner música a un escritor tan siniestro, lúgubre y tenebroso como Poe?
—Parto de la base de que soy un friki del terror a más no poder. Es fácil, pero te tienes que meterte en la historia, en la piel de los personajes. Cuando veo la película pienso en cómo me moriría de miedo. Y tengo que ayudar a apoyar ese terror. La poesía barroca y lúgubre de Poe debe ir acompañada de música algo elaborada, música sinfónica.

—En la segunda parte del concierto figura un tema potente integrado en la comedia Amigos, del mallorquín Marcos Cabotá.
—Tocaremos la suite de Amigos sin imágenes que la acompañen; un swing a lo loco con imágenes de La Dama y la Muerte, e Inertial love, un vals que está ganando un montón de premios, y que se proyectará con la imagen de los hermanos Esteban Alenda. Además de Reckles Tacum, una banda sonora rechazada de una película conocida a la que puse otro nombre tras recibir el permiso de Cornelia Funke, autora de Reckless, es una especie de broma. Es una obra que dediqué a mi hijo al nacer.

—¿Cómo nació este proyecto en un marco emblemático como es Bellver que, además, coincide con los 25 años de la Associació Balear d’Amics de les Bandes Sonores (ABABS)?
—A la gente de la asociación la conocía de coincidir en festivales. Hace tres años me invitaron a Mallorca a tocar El lince perdido. Es muy gracioso cómo surge el concierto. En un principio iba a ser en otro lugar, pero se anuló. Y un día de febrero a las siete de la mañana vino mi hijo de tres años a incordiarme a la cama por lo que le di el móvil y le dije ‘pon lo que quieras’. Y llamó a Gori Martínez de ABABS. Cuando me di cuenta le quité el teléfono. Y Gori me llamó para preguntarme si pasaba algo y si nos íbamos a ver en el estreno. Le respondí que se había anulado y él me propuso hacerlo en Palma.

—¿Qué aportan los músicos Joan Martorell y Diego Galaz como artistas invitados?
—Joan va a ser el director en escena y dirigirá la orquesta. Nos conocimos hace unos años y desde aquello somos uña y carne, ha sido mi orquestador en todo; es mi hermano. Y Diego hará muchos de los solos.

—¿Cómo influye la banda sonora en una película?
—Hay directores que la odian. Creo que es como la levadura de un pastel: es lo que hace que suba. Spielberg decía que lo que hacía que sus bicicletas volaran en ET no eran los efectos especiales sino la música de John Williams. Malas bandas sonoras también se han cargado películas como Único testigo, con música de Murice Jarre, y Hoosiers, de Gene Hackman.