David Bisbal ofreció ayer un concierto en el Parc Sa Torre de Felanitx. g Fotos: TERESA AYUGA

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Afable, cautivador y universal. Dueño de una voz inimitable, al chico de cabello ensortijado todos los adjetivos le cuadran. Habituado a pasarse la vida ante grandes auditorios, David Bisbal aterrizó la pasada noche en el Parc Sa Torre de Felanitx para presentar su último disco ante cuatro mil personas. Arrancó con Tú y yo, tema que da título al elepé. Ave María, uno de sus cortes más representativos, prendió la mecha del público, que coreó indesmayable uno de sus hits por antonomasia.

Había que buscarlos con la mirada, pero estaban. Escondidos entre la maraña femenina en ocasiones alzaban la voz y se veía por el movimiento de sus labios que cantaban. Eran ellos, los hombres, completamente empequeñecidos por otro varón que sobre el escenario parecía que les cantaba directamente a ellas. Una vez más, David Bisbal impuso su figura, personalidad y voz ante un público en el que sólo parecían estar ellas, desbocadas y dispuestas a ejercer de coristas improvisadas. El pasado y el futuro son una espiral en la que cada giro ignora el siguiente, pero en el caso de Bisbal es más bien como un círculo cerrado ajeno a la sorpresa, su público acude en masa a los conciertos con la reconfortante tranquilidad que otorga conocer de antemano qué ocurrirá. Palco y artista comparten pasión por las estéticas melódicas latinas, por los medios tiempos que bracean entre el pop y el flamenco, y por esa lírica endeble que no invita a la reflexión sino a la contorsión.

La gira del almeriense está cosechando un éxito arrollador en cada ciudad que pisa, y Felanitx no fue inmune a la inercia positiva que desprende su show. El público local sostuvo, en todo momento, una corriente continua de empatía con el artista, impregnando de complicidad el Parc Sa Torre. Sin duda, éste ha sido un buen año para David, que ha visto cómo su nuevo trabajo se ha convertido en su LP más vendido hasta la fecha.