Fotografía de Ana María Matute tomada en 2011 en Barcelona. | Sergio Barrenechea

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Ana María Matute, fallecida ayer a los 88 años, era Premio Cervantes y Nacional de las Letras, ganó el Planeta y el Nadal y escribió obras tan recordadas como Los hijos muertos y Olvidado Rey Gudú , pero era, sobre todo, una gran fabuladora y una escritora de imaginación desbordante. Su cuerpo será velado hoy en el tanatorio de Les Corts, en Barcelona.

Considerada como una de las más grandes figuras de la literatura española de posguerra, había nacido el 26 de julio de 1925 en Barcelona hija de madre castellana y padre catalán. Con 17 años escribió su primera novela, Pequeño Teatro , que no publicó hasta once años después y con la que obtuvo el Planeta en 1954. En 1952 ganó el Premio Café Gijón por Fiesta al noroeste, al que siguieron los Premios Nacional de Literatura y de la Crítica por Los hijos muertos en 1959, mismo año en que consiguió el Nadal por Primera memoria . Era el primer título de una trilogía titulada Los mercaderes .

Problemas

Fue una época marcada por los problemas familiares. En 1952 se casó con el escritor Eugenio de Goicoechea, con quien tendría dos años después a su único hijo, Juan Pablo, pero la separación llegaría pronto, en 1963, un momento en el que el divorcio era algo impensable y la custodia se otorgaba de manera generalizada al padre.

Durante dos años, la escritora solo podía ver a su hijo los sábados y consiguió recuperar la custodia cuando el niño tenía 10 años. Tras superar ese trance, Matute viajó a Estados Unidos y fue lectora en la Universidad de Indiana y en la de Oklahoma.

Matute está considerada por la crítica literaria como «prosista de una gran capacidad de fabulación» y una experta en narrativa infantil, cuya temática gira en torno a tres ejes: los niños, la incomunicación humana y el paraíso imposible. En 2010 recibió el galardón culminante de su carrera, el Premio Cervantes. Lo mereció, según el jurado, por una obra extensa y fecunda que se mueve entre el realismo y «la proyección a lo fantástico» y por poseer «un mundo y un lenguaje propios».

Fueron muchas las voces que ayer lamentaron su muerte, que deja un vacío en la literatura en castellano.

La escritora Carme Riera , también académica de la RAE como la fallecida, dijo de su obra «que alcanza el nivel de la excelencia».

Para el escritor Luis Mateo Díez fue una «pionera de la modernidad» que creó un «mundo de fantasía muy particular» en sus cuentos.

La agente literaria Carme Balcells fue más allá al señalar que: «Matute será inmortal como Gabriel García Márquez», y para el presidente del Grupo Planeta, José Manuel Lara Bosch , su pérdida «deja un gran vacío en las letras españolas y en el corazón de sus lectores», mientras que la novelista Soledad Puértolas aseguró que «nadie tiene la mirada mágica de Ana María Matute», y Enrique Vila-Matas recordó que «vivía un genio entre nosotros y muchos no se enteraron».