Salvador Sebastià, Marcelino Minaya y Fernando Gilet.

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Ha regresado a casa. Ha vuelto al rock, el que le permitió adentrarse en la música sin certificado, notas de exámenes o papeles. Gerard Quintana (Girona, 1964), excomandante general de Sopa de Cabra, ha encontrado en Xarim Aresté a su escudero, un hombre fiel con quien compartió escenario en la celebración del 25 aniversario de Sopa de Cabra. Ambos han compuesto el álbum Tothom ho sap , un trabajo que presentó y firmó ayer en Espai Xocolat (Palma).

Durante dos años estuvieron buscando verdad en la música y se toparon con el rock. «Un estilo fundacional, el estilo con el que entré en la música. Todos saben qué es el rock & roll, un género bastardo que se alimenta de todo lo que quepa. No es acomodaticio, es ideal para estos tiempos convulsos», subraya Quintana remitiéndose al lenguaje de este elepé con portada de un músico -sin identificar- decapitado posado sobre una tarta repleta de restos de comida. Este homenaje al Let it bleed de los Rolling Stones es una «celebración». «El disco tiene presente un cierto cambio de paradigma. Yo buscaba a Elvis Presley. En cada cambio de era hay un traspaso de poderes, en la revolución francesa le cortaron la cabeza al Rey. Con esta metáfora queríamos decapitar al rey del rock», sentencia Quintana, que actuará en el Parc de n'Hereveta de Porreres, el 15 de agosto.