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Irene Villa presentará el lunes 19 en Palma el libro Nunca es demasiado tarde, Princesa, en el que narra siete historias de personas que caen al abismo por culpa de la droga, la bulimia, el maltrato, la prepotencia, la enfermedad, y al final, salen a flote. Durante su intervención la acompañarán el nadador y medallista olímpico Xavi Torres y la directora de Air Europa, María José Hidalgo. Será a las 19.00, en el Centre de Cultura de Sa Nostra.

—¿Cree que hay que sufrir un duro revés para poder alcanzar una vida más plena?

—Creo en la frase que dice: «No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes». No valoramos tener piernas, poder ver… porque es lo normal. Por lo que me ha ocurrido he conocido a gente impresionante, increíble. Y en el libro he querido ensalzar a toda esta gente maravillosa como Elsa o Dani. Gente a la que no le queda otro remedio que ser fuerte porque a veces en la vida es la única opción que tienes.

—Como dicen los mayores: «No somos nada, qué poca cosa somos, y cuánto nos creemos ser cuando tenemos algo de poder o posición».

—La humildad es lo que nos hace más grandes. Este libro también es para las personas que por tener una posición privilegiada se creen superiores. Y nadie es más que nadie. He tenido la suerte de viajar por todo el mundo y me he dado cuenta de lo iguales que somos todos. Y que la adversidad está ahí para fortalecernos.

—Tras sufrir un trauma, uno se asoma al abismo y se puede caer o no. ¿De qué depende que se hunda o que se recupere?

—Tengo la suerte de contar con una genética optimista y una actitud positiva que me han ayudado a no caer. He conocido a mucha gente que dice: «Ojalá fuese como tú, ojalá tuviese esa fortaleza». Y respondo: «No os preocupéis, porque en esta vida todo se aprende».

—En el libro, Lucas y Hugo parece que llevan una vida plena: juventud, belleza, chicas, drogas…, lo que al final les hunde. Ahora se fomentan los valores de ser famoso y ganar dinero sin esforzarse.

—Son valores dañinos, contravalores. Cuando Hugo habla con su entrenador, le dice que para los jóvenes el referente no es Rafael Nadal sino un tipo muy musculoso que se ha ‘tirado’ –con perdón– a todas las modelos.

—Critica a la sociedad del consumismo que solo alaba el poder y el dinero

—Son los mensajes subliminales que he tratado de transmitir. No soy escritora, no es un libro de literatura. Sí es un libro de enseñanzas que me ha dado la vida, como: «No hace falta ser rico para ser feliz», «No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita», «En tu mano está valorar lo que tienes y ser feliz», «Nunca es demasiado tarde para empezar de cero».

—Como desliza en una de las historias, ¿qué tres cosas haría si le dicen que le queda un año de vida?

—Lo que hago ahora: disfrutar a tope de mi familia, viajar todo lo que puedo –creo que los viajes son terapias, vivencias y aprendizajes–, y diciendo a todo el mundo lo que les quiero. La mayoría de la gente no se para a pensar qué es lo que quiere. La gente vive obsesionada por el trabajo o por lo que no tiene.