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Después de varias intervenciones puntuales a lo largo de los últimos veinte años para tratar de frenar la humedad que está deteriorando los grafitis que Joan Miró dejó en las paredes de Son Boter -edificio declarado Bien de Interés Cultural y que forma parte de la Fundació Pilar i Joan Miró-, los técnicos de Patrimoni creen que es necesario realizar un «estudio interdisciplinar» del inmueble y su entorno para determinar sus patologías y actuar en consencuencia.

Esta valoración fue ratificada ayer por la comisión política, que acordó suspender el proyecto de intervención de urgencia de los grafitis de Son Boter redactado por el restaurador Santiago Ferrete a petición del Instituto del Patrimonio Cultural de España. En contra se manifestó Més y se abstuvo el PSOE, ya que consideran que el proceso prolongará la degradación de la obra de Miró.

El mismo restaurador ya intervino en los grafitis en los años ochenta, cuando el edificio aún no era BIC. El informe redactado ahora por los técnicos del Consell recuerda que en 1996 se realizaron unos estudios al detectarse de nuevo problemas de humedad y que éstos podrían tener relación, en parte, «con los tratamientos realizados en la restauración anterior con acetato de polivinilo», «que han producido manchas y zonas brillantes», y a una «dosificación del mortero de cemento extremadamente elevada».

Los grafitis afectados se encuentran en dos habitaciones y en la entrada principal del edificio. Los técnicos, teniendo en cuenta toda la documentación y tras una visita a Son Boter, corroboran que éstos se están deteriorando a causa de la humedad que padece el edificio, y que en ello «hay una posible causa-efecto por el hecho de que hay un jardín en la vivienda vecina y que el riego del solar seguramente tiene efectos negativos». También señalan que «se desconoce el recorrido de los conductos de evacuación de agua de lluvia, o la presencia de aljibes o pozos». Por todo ello apuestan por un estudio completo «antes de llevar a cabo cualquier intervención más sobre los gratifis, ya que mientras no se corrija la causa del problema, cualquier intervención podría resultar incluso contraproducente».

Implicados

Cort ya se ha puesto a trabajar en base a la decisión técnica, sobre la que se informó en la pasada Comisión de Gobierno de la Fundació Miró. «Con este informe hay un antes y un después. Ésta era una cuestión pendiente desde hace años», valoró ayer el regidor Fernando Gilet. En base a esos estudios y una vez que se haya redactado el proyecto y se estime su coste, «se pedirá la implicación de todas las instituciones, también a nivel nacional, y de la iniciativa privada». Gilet confirmó que de momento la apertura de Son Boter no se verá alterada.