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Es impensable concebir la ciudad sin una serie de referencias a las que acudir. El catedrático de Filosofía en la Universidad de Murcia Francisco Jarauta define la urbe como «el experimento cultural más importante que en cada época se convierte en auténtico laboratorio de formas». El facultativo ofrecerá esta tarde, a las 19.30, en Caixafòrum de Palma, la conferencia La construcción de la ciudad, un recorrido histórico sobre la transformación del núcleo urbano.


La población que se sitúa bajo la metrópoli tiene que asumir unas reglas de juego. «La ciudad le protege. Aquellas murallas que la rodeaban eran una frontera entre el interior protegido y el exterior adverso. Al mismo tiempo, la comunidad establece sus normas y sus leyes. Ese aspecto, que es en el fondo un laboratorio antropológico, hace que el individuo se reconozca en una ciudad».

La urbe permanece en constante evolución. «Es siempre nueva, genera sus propias formas, sus ciudadanos. Da voces a los que llega y protege a los que se van. Produce el estilo de sus ciudadanos, en el París del siglo XIX, del segundo imperio, aparece un tipo de ciudadano que se reconoce en las condiciones de vida que le da la revolución industrial, aquello que más tarde se llamó la Belle Époque».

Francisco Jarauta examinará la ciudad como auténtico laboratorio de «voces, idiomas, religiones y tradiciones culturales».