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El cierre de la Mallorca Film Commission hace un año y el retraso en la publicación de la Ley Audiovisual -se aprobó en septiembre-, que prevé incentivos fiscales al cine, ha tenido importantes consecuencias para el ambicioso proyecto de situar Mallorca como uno de los platós al aire libre más importantes de Europa. Varios filmes se han perdido y se estima, en base a los datos de años anteriores y a las gestiones realizadas con diferentes productores, que entre 40 y 50 millones de euros podrían haber entrado en la Isla en 2013 gracias al séptimo arte.

Definitivamente, la falta de un programa de recompensa por rodajes ha determinado que importantes películas cambiaran de rumbo y se decidieran por otras localizaciones. Es el caso del filme danés Happy End , con un guión hecho para Mallorca. La inversión prevista era de 3 millones de euros. Lo mismo sucedió con otras dos producciones alemanas, cuenta Pedro Barbadillo, que cambiaron Mallorca por Sudáfrica y Canarias tras comprobar que había más palabras que hechos.

El productor y exdirector de la Film tiene sin embargo una visión optimista. «Todo se podría recuperar si se saldaran los impagos, con una política continuada y una mínima dotación. Con un año de trabajo bien invertido, se podría estar al nivel de hace dos años». Barbadillo, aún así, reconoce que «se ha perdido credibilidad», «volumen de negocio e imagen, pero no el potencial».

Competencia

Ese potencial es lo que mantiene a la Isla viva cinematográficamente. Lo ha estado antes y lo seguirá estando. No han dejado de venir rodajes, pero la competencia es cada vez más fuerte y ahora no hay producción que no busque cualquier tipo de ayuda. Da nus man durch , una coproducción con Warner Bross, llegó este verano a Pollença alentada por una política de incentivos que iba a llegar más pronto que tarde. La película llegó, pero los incentivos estaban sólo en los papeles.

El último año de trabajo de la Mallorca Film Commission fue complicado, llegaban de proyectos interesantes a los que sólo se podía ofrecer la intención política de poner en marcha un operativos de ayudas que ni siquiera había pasado por el Parlament, reconoce Barbadillo. Así que los rodajes se iban escapando. Hasta llegaron peticiones de los productores de El consejero , de Ridley Scott. La información se envió, pero nada se pudo prometer para competir con Alicante.

Balears ya tiene Ley Audiovisual, un proyecto de Film Commission balear y de programa de incentivos. El Govern espera abrir sus puertas en 2014, incluso ya hay un presupuesto previsto. El trabajo que espera por delante a la Film, según el sector, será duro porque hoy por hoy Balears «no está en el mapa cinematográfico ni los productores se siente atraídos por rodar en una Isla marcada todavía por el impago a Cloud Atlas ».