El joven violonchelista Jorge Giménez Cerdó, en Palma.

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Desde que Jorge Giménez Cerdó diera con el violonchelo, a los cuatro años, nunca quiso cambiar de instrumento. La fidelidad es absoluta. Se convirtió en su aliado perfecto. Lleva desde los nueve años presentándose al concurso Jóvenes Promesas de Violonchelo Jaime Dobato Benavente (Alcañiz, Teruel), a excepción de la pasada edición, y en septiembre, con 12 años, se ha proclamado ganador de la categoría C del certamen, que corresponde a los músicos nacidos después del 1 de enero de 2001.

En la escuela Més Música, de Palma, se topó con Patxi de la Asunción, quien fuera su primer mentor hasta que accediera al Conservatori con Oriol Palou. Gracias a su participación en el concurso Jaime Dobato Benavente conoció a la chelista María de Macedo, de quien toma clases particulares dos veces al mes en Madrid. «Es buena pedagoga y profesora. No se nota la exigencia por su amabilidad, aunque sabes que te la pide», comenta el intérprete.

El próximo mes de febrero se celebrará en Vic un concurso internacional de violonchelo al que Jorge Giménez tiene la intención de asistir, pero depende de un proceso de selección que lleva a cabo la organización a partir de una serie de vídeos del músico tocando.

«Desde siempre he querido ser chelista», afirma Giménez al preguntarle por las perspectivas de futuro. La respuesta es clara. La familia del joven músico baraja la posibilidad de que su hijo continúe su formación académica en «España o el extranjero» debido a «las escasas ayudas económicas» y «limitaciones» de la Isla.