El actor Simón Andreu posó ayer en la entrada de CineCiutat.

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Cincuenta años dedicado a la interpretación conceden al actor Simón Andreu (sa Pobla, 1941) un conocimiento de la profesión envidiable, un discurso cargado de experiencias y de anécdotas que vale la pena no perderse. Ha trabajado con los grandes del cine español y su rostro también lo podemos encontrar en importantes producciones internacionales. Ese éxito profesional no le ha distanciado de Mallorca, «en los últimos años me he dedicado más a venir a la Isla que a los corrillos del cine». Simón Andreu regresa ahora con motivo del ciclo homenaje que ha organizado el Arxiu del So i la Imatge y que podrá verse en CineCiutat desde hoy. A las 20.00, se proyecta Un balcón sobre el infierno (1964) en presencia del actor.

A final de año, el homenaje será para Fortunio Bonanova. «Fortunio era más internacional que yo, toda su carrera la desarrolló en Hollywood, pero no era tan mallorquín como yo. Se fue y no volvió», bromeó Simón Andreu, quien agradeció «en nombre de mi profesión lo que hacéis». El intérprete celebró que «en cincuenta años no he tenido que buscar trabajo, no sé comercializar con mi imagen» y lamentó el último recorte al cine en los presupuestos.

Simón Andreu tiene a sus espaldas «una filmografía desigual», impulsada a sus inicios por su dominio del inglés y el francés. El conocimiento de idiomas le permitió compartir secuencia, siendo «un mindundi», con superestrellas como Michelle Morgan. Coincidía con la época del destape, cuando «la gente se sorprendía al ver media teta y yo estaba harto de enseñar el culo en Eivissa».

Al corriente de la actualidad, Simón Andreu confía en que Bauzá llegará a negociar el TIL y espera la apertura de la Film Commission porque «es más barato ayudar a una película que se verá en todo el mundo que repartir postales en una feria turística como la de Berlín».