Pep Canyelles posa junto a algunas de sus esculturas en Altair.

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La mirada de Pep Canyelles hoy es distinta. La contundencia y la sobriedad en su escultura, reconoce, deja paso a una obra poética y policromada que mira al pasado, a la infancia, en su empeño de hallar respuestas y «poder entender el presente». La obra de Canyelles sale de su taller para exhibirse desde mañana en la galería Altair de Palma (Sant Jaume, 15) en Territori ocupat.

El escultor lleva cuatro años trabajando en «esta reflexión sobre el paso del tiempo». En la exposición que ahora presenta recupera «los primeros mensajes», aquellos que le obligan a viajar a la infancia y a reencontrarse con los juguetes que él mismo se construía con apenas diez años. Ese recorrido hasta el pasado le ha obligado a pasar por «otras etapas hasta llegar a la vejez. Me interesa comprender el proceso. En la madurez reflexionamos y en la infancia simplemente vivimos», apunta Pep Canyelles. Esos objetos, hoy de hierro, soldados y pintados, son poemas de media escala; arte con el que hablar y opinar sobre la realidad y los sueños. «Aunque las respuestas no las encontraré sólo por esta exposición, sí he entendido que somos un fracaso como civilización, basta mirar el mundo», afirma.

Canyelles analiza el mundo y la realidad que le rodea, entiende que es parte de su labor u obligación como artista. Así sostiene que, «en mi generación, muchos luchamos en la calle porque en este país venían cambios importantes, pensábamos que muchas cosas iban a cambiar, recibíamos la herencia del Mayo del 68. Han pasado cuarenta años, recuerdo que fuimos una generación que quiso soñar, pero las cosas no han cambiado tanto. Algo no ha funcionado».

Perder

Pep Canyelles dice: «Ahora ya no tengo tiempo que perder, ni miedo a enseñar mis sentimientos, sobre todo, a través de mi trabajo». Así, en Territori ocupat , cabe también un homenaje al taller del artista, al espacio en el que ha trabajado durante cuarenta años y a las herramientas con las que construido su carrera. Así lo mantiene vivo. Las esculturas-juguetes cuentan con «trozos de mi taller», como un disco de cortar hierro o la manilla de alguna máquina ya en desuso. En la exposición se pueden encontrar también pequeños homenajes a personas cercanas a través de objetos, como una antigua caja de galletas, un cubo, unas bolas de petanca,...

Pep Canyelles. ' Territori ocupat'. Inauguración mañana a las 20.00. Concierto íntimo a las 21.30