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Un grupo de arqueólogos entre los que se encuentra el mallorquín Miquel Riera, y bajo la supervisión de Sebastià Munar, se sumergirán dentro de unos días en aguas de Cabrera para conocer el estado de conservación de tres pecios, dos barcos romanos y uno del siglo XVII. Los arqueólogos pertenecen a una entidad de carácter nacional denominada Sociedad de Investigadores de Arqueología Subacuática (SIAS), surgida de un congreso de expertos celebrado en Cartagena el pasado mes de marzo con el objetivo de abrir vías de investigación y formación a los universitarios y jóvenes titulados, ante los recortes de la Administración y la escasez de oferta en este tipo disciplina en toda España.

Los explica Miquel Riera quien, desde la Colonia de Sant Jordi, donde veranea, pensó que la situación económica que sufría el Parc Nacional de Cabrera, también afectado por los ajustes presupuestarios, era un buen lugar para arrancar el trabajo de campo de la SIAS. Los recortes en los parques nacionales, reflexiona Riera, supusieron, en el caso de Cabrera, una merma de la vigilancia porque las embarcaciones para la misma tuvieron que quedarse en tierra y un previsible aumento del expolio subacuático, en el que las ánforas son un bien muy apreciado por los furtivos.

Proyecto

Así, Riera y sus compañeros elaboraron un proyecto de prospección, -«revisado por arqueólogos de renombre, incluido Xavier Nieto, director del Museo Nacional de Arqueología Subacuática, Arqua, de Cartagena»-, y lo presentaron ante Patrimoni Històric del Consell. Tras ser analizado con minuciosidad, «supongo que porque éramos nuevos aquí, y lo entendemos», estos jóvenes investigadores consiguieron el sus, aunque con retraso sobre sus previsiones , para bajar a ese fondo marino de gran potencial arqueológico.

El equipo de la SIAS tiene un objetivo claro bajo el mar de Cabrera: «Sólo haremos una campaña de prospección para ver el estado de conservación de tres pecios que ya fueron visitados por arqueólogos y parcialmente investigados, dos hace treinta años y uno hace diez». Como la arqueología subacuática es inexistente en Balears, donde carecemos de carta arqueológica de pecios, Riera añade que «también sabemos que gente no experta, buceadores recreativos y expoliadores pueden haber visitado la zona y no sabemos qué nos encontraremos».