Bartomeu Rosselló Porcel. | Redacción Cultura

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Bartomeu Rosselló-Pòrcel fue «el primer poeta mallorquín moderno», un estudiante «brillante», un hombre «talentoso, proletario y revolucionario» que, pese a fallecer con 24 años, dejó una obra «intensa, tensa, ecléctica y violenta». 100 años después de su nacimiento, la muestra Imitador del foc aviva su literatura, recuerda los años que pasó en la Residència d'Estudiants de Catalunya y su relación de «profunda amistad» con Salvador Espriu. Se inaugura hoy, a las 19.00, en La Misericòrdia.

Josep Camprubí es el comisario de esta exposición, que reúne documentos relacionados con su paso por la residencia (expendientes académicos, diplomas, escritos, notas...), recortes de prensa y todos los discos de Maria del Mar Bonet que incluyeron su poesía, además de fotografías, un retrato y un audiovisual.

Más allá de la exposición, el comisario repasó algunos episodios de la vida del escritor, quien «se sentía proletario y revolucionario de la 'flamarada'», un sentimiento que le alejaba, no obstante, de Salvador Espriu. «Espriu decía que Rosselló-Pòrcel quería que ganase un bando para hacer limpieza. Yo era partidario de una reconciliación», cuenta Camprubí. Pese a ello, al morir el mallorquín, en 1938, en el Sanatori del Brull, a causa de la tuberculosis, Espriu reconocía que «nadie le ha conocido como yo, nadie le habrá querido como yo». Josep Camprubí opinó que «la amistad, el distanciamiento final y la muerte de Rosselló-Pòrcel fueron definitivos para que Espriu dejara la prosa por la poesía».

Personalidad

Mucho antes, en 1930, y gracias «a una beca de la Diputación, se fue a Catalunya y vivió en la Residència d'Estudiants. No pasó desapercibido y se manifestaba orgulloso de su talento», recuerda el comisario, quien explica que «a través de Gafim conocemos lo menos ortodoxo de Rosselló-Pòrcel». El poeta mallorquín tenía una gran personalidad, está considerado «el nexo de unión entre la poesía en catalán antes y después de la Guerra Civil», y sus versos son «verdaderas llamaradas en la cara».

Imitador del foc,que ha contado con la colaboración del escritor Xavier Abraham, revisa la breve obra de este «catalán de Mallorca -así se hacía llamar-», una poesía «a veces violenta» que se interrumpió en 1938 con su muerte prematura y que le convirtió en referente «de una generación perdida».Ante las críticas por el retraso de los actos, el vicepresidente Joan Rotger dijo ayer que «no tienen porqué ceñirse al año natural y recordó que el reconocimiento institucional arrancó con la declaración del Any Rosselló-Pòrcel.