Instante en el que Juan Vadell, propietario de los locales de ensayo de Son Pardo, precintó el recinto el 11 de octubre de 2012. | Jaume Morey

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Una denuncia de un particular provocó que el Ajuntament de Palma precintara los locales de ensayo de Son Pardo al no disponer de licencia. Ocurrió el pasado 11 de octubre. Los músicos, desalojados, se quedaron desamparados. El propietario del recinto, Juan Vadell, presentó varios proyectos que fueron modificándose en función de los requisitos de Cort, que finalmente aprobó ayer la licencia del último presentado. En el documento figura que el espacio constará de un 55 por ciento de suelo destinado a actividades deportivas y el 45 por ciento restante estará dedicado a actividades complementarias, como es la música en este caso. Vadell deberá pagar una tasa para retirar el precinto.

El técnico contratado para realizar las reformas, Honorato Ferrer, explicó que se incluirán «tres pistas de petanca en el patio central, vestuarios con duchas para ambos sexos y se instalarán sistemas de detector de incendios en cada una de las treinta y tres salas, además de tres aseos independientes». También, añadió Ferrer, está previsto que las reformas se inicien «a lo largo de este mes» y después, una vez acabadas, se ofrecerán «servicios de entrenadores personales. En el cuarenta y cinco por ciento de suelo restante permanecerán las instalaciones para los grupos que quieran seguir ensayando». Según informó el ingeniero, «se fijará un horario que será diurno».

Después del anuncio del cierre de los locales de ensayo de Son Pardo, que cuentan con 678 metros cuadrados y 33 salas de ensayo, algunos músicos no tenían donde tocar debido a la escasez de salas y, también, porque no se podían permitir pagar el alquiler de otros recintos. Aquello supuso la disolución de varios conjuntos, «porque sólo tenían razón de ser ahí», Son Pardo les daba «libertad, nos hemos convertido en nómadas, estamos desubicados. El desalojo ha hecho muchísimo daño, no solo musical, sino también a nivel personal», relata Aina Bermejo, integrante de Riot Cats, banda que ensayaba en Son Pardo y encontró en el polígono de Son Oms su sede transitoria, al igual que otras formaciones. «El precio desorbitado, las malas condiciones del local y un ambiente sórdido que nos robaba las ganas de hacer música nos hizo tomar la decisión de movernos a Son Ferriol, mucho mejor, pero aún más caro», prosigue Bermejo.

Actualmente, Riot Cats comparte local con sus compañeros del hipódromo -Trau, Crash, Usura y Orden Mundial, entre otros- en el polígono de Can Valero. «No paran de acribillarnos con amenazas de echar a la calle a todo el mundo por ruido», concluye la intérprete de Riot Cats.