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Las contradicciones de la vida de Ignacio Agustí (Llicà de Vall, 1913 - Barcelona, 1974), quien fuera director de la revista Destino y creador de la popular novela Mariona Rebull (1943) y de los personajes de la serie televisiva La saga de los Rius, llenan las páginas de Ignacio Agustí, el árbol y la ceniza, biografía escrita por el periodista cultural Sergi Doria (Barcelona, 1960), que publica la editorial Destino. El libro también recuerda la historia de su mujer, la sollerica Catín Ballester. Mañana se cumple el centenario de Agustí, quien había nacido un 3 de septiembre.

—En ‘Mariona Rebull’ Ignacio Agustí parece volcar lo mejor y lo peor de la burguesía.

—Agustí procede de la burguesía. Caerá en los mismos errores que su padre, que llegó a tener dinero y se arruinó. Su mundo primigenio, eso que Baltasar Porcel llamaba ‘el mito de Andratx’, se sitúa en la finca familiar de Lliçà, que acabó vendida. El señor Rius, que representaba la fase constructiva, austera y virtuosa de la burguesía, acaba en nada. El árbol frondoso que construyó la burguesía [catalana] se convierte en ceniza, en un bosque quemado.

—Algunos lectores se identificaron tanto con los personajes de ‘Mariona Rebull’ que llegaron a confundir realidad y ficción.

—El ciclo de Agustí consta de cinco novelas. Las dos últimas no se han leído. Llegaron en un momento en que las modas literarias eran otras. Era el momento de Rayuela, Juan Benet, Vargas Llosa, el nouveau roman. Ahora gusta de nuevo. La gente quiere que le expliquen una historia. En las dos primeras novelas aparece el mundo ordenado, el seny català, la obsesión por no gastar más de lo que se tiene. Si se leen las otras, se observa un mundo que se deshace y la expiación de los errores de la burguesía.

—‘Destino’ ejerce un cierto catalanismo en castellano.

—En el año 1931, cuando llega la República y se ataca a La Vanguardia porque se la considera representante de la monarquía, la doctrina Gaziel (Agustí Calvet) asegura que se puede hacer catalanismo en castellano. Es lo que hace Destino desde Burgos. Los catalanes de Burgos hacen barcelonismo como pretexto para hablar de cultura catalana.

—Y en el 42 llega la segunda etapa de ‘Destino’.

—Falange es un mal negocio porque no paga. El franquismo se había convertido, desde una ortodoxia falangista, en un régimen de curas y militares. Los falangistas atacan la redacción de Destino, que dirige Ignacio Agustí, quien marcha a Suiza, donde ejerce como corresponsal de La Vanguardia y contacta con el grupo de don Juan [el padre del rey Juan Carlos]. Agustí es falangista desde 1937, cuando llega a Burgos, hasta 1942, cuando crea Destino. La genética del catalán, que no es revolucionaria, se unió al franquismo por conveniencia. De eso no se puede huir. Tenemos una burguesía que renunció al catalán que recuperó en los años sesenta. Era el momento de entrar en Òmnium Cultural, promocionar la Nova Cançó, la Gauche Divine y las primeras películas de la Escola de Barcelona.

—¿De dónde procede el dato sobre el enamoramiento de Catín Ballester con un aviador italiano?

—Del archivo familiar de Ignacio Agustí. Descubrí un álbum de fotos que la familia del aviador, años después de su muerte, mandó a Catín Ballester y que conservó toda la vida. Eran novios. Catín fue una de las primeras mujeres con carnet de conducir. Se la ve moderna, con pantalones anchos. El aviador era un hombre muy guapo, rubio, de aspecto anglosajón. No me extrañaría que fuera uno de los que bombardearon Barcelona en 1938, con base de operaciones en Mallorca. Recorren la isla en coche, aparecen cogidos de la mano en Cala d’Or y el puerto de Alcúdia. Parece una fotonovela. Él está al servicio de Falange en Mallorca, se debieron conocer en el año 37. A finales del 38 fue a unas misiones en Bengasi. Tuvo un accidente mortal en enero del 39. La esquela se publicó en el diario Ultima Hora.

—En su libro, usted cita los orígenes de Catín Ballester.

—Pertenecía a una familia relevante, venida a menos, de Sóller. Su familia se había enriquecido con el ferrocarril de Puerto Rico. Al regresar, el padre practicó el mecenazgo, patrocinó un premio de piano. Catín aspiraba a ser concertista y se queda compuesta y sin novio. Va al entierro del italiano, al estilo fascista. Regresa destrozada de Trieste. Conoce a Agustí en el servicio de propaganda de Falange.

—Agustí conoció a Rosselló-Pòrcel y Espriu.

—Es una gran generación. Al final del Noucentisme se empieza a pensar que hay que escribir novelas. Se crea el Premi Crexells de novela en el Ateneu barcelonès a partir de 1927. Mercè Rodoreda, Pla, Sagarra ya están publicando. Agustí es amigo de Salvador Espriu, que ya ha sacado El doctor Rip, y conoce a Rosselló-Pòrcel. En el año 32, Espriu promueve con Díaz-Plaja la publicación del poemario El veler de Agustí. El ambiente balsámico se rompe en el 34. Agustí lo explica muy bien en la cuarta novela, 19 de julio. Los hechos de octubre de 1934 rompen en dos una generación con complicidades culturales.

—’Mariona Rebull’ vendió 70.000 ejemplares.

—Es el gran best seller de la literatura popular de postguerra. La adaptación televisiva de las tres primeras novelas de La saga de los Rius abrió la puerta de la gran época de las adaptaciones literarias en Televisión Española como Los gozos y las sombras o Fortunata y Jacinta.

—Baltasar Porcel, en ‘Destino’, es crítico con ‘La saga de los Rius’.

—Escribe un artículo donde lo crítica pero admite que Agustí cumplió una función. Con el tono algo cínico que gastaba Porcel, cuenta que Agustí era un colaboracionista y franquista, pero, al coincidir en una comida, observa como hablaba en catalán y sobre cultura catalana. La familia de Agustí estaba enfadada con Porcel, pero el artículo tiene matices, no es tan duro.