Los jóvenes músicos de los Països Catalans, durante su actuación en Ripoll con Brotons al frente. Fotos: C. DOMENEC

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El monasterio de Santa Maria de Ripoll (Girona) acogió la semana pasada el concierto anual de verano de la Orquestra de Joves Intèrprets dels Països Catalans (OJIPC), iniciativa de la asociación mallorquina Forum Musicae hace nueve años y compuesta por jóvenes músicos de todos los territorios de habla catalana. La actuación se repitió en la iglesia de Sant Pere de Prada de Conflent (Francia) en el marco de la Universitat Catalana d'Estiu.

La orquesta, en formato de cámara, preparó el concierto durante toda una semana previa en la localidad prepirenaica de Planoles, cercana a Ripoll, a las órdenes del director titular de la OJIPC, Salvador Brotons, asistido por Carles Gumí.

En un albergue situado al lado de un riachuelo, en la parte baja de un valle frondoso, se preparó un programa que incluyó el inspirado Idilio de Sigfrido de Richard Wagner, en el bicentenario de su nacimiento, de quien se recordó la influencia que supuso en el panorama musical catalán.

Los recitales contaron con la colaboración de la soprano Rosa Mateu. La OJIPC interpretó las canciones Incerta y Anacreòntica de Eduard Toldrà, procedentes del archivo de la cantante Conxita Badia, Aquarel·les Valencianes de López-Chavarri, seis canciones populares de Jaume Pahissa, El cant dels ocells , El cant de la Senyera y la sardana L'Empordà de Enric Morera.

La orquesta y el coro de los Joves Intèrprets, junto al Cor Jove de l'Orfeó Català y dirigidos por Esteve Nabona, actuarán el próximo 11 de septiembre en la Plaça de Catalunya de Barcelona, en el acto reivindicativo que organiza Via Catalana cap a la Independència. El próximo año la OJIPC interpretará Barcelona 1714, que dirigirá Brotons, autor de la partitura. El compositor, anterior director de la Orquestra Simfònica de les Illes Balears, comentó que «es la obra que he vivido más intensamente», y explicó que «he recurrido a la canción popular y al espíritu de la música luminosa porque no somos un país oscuro». Brotons empezó a componer por iniciativa propia la marcha, de 24 minutos, después de la convocatoria masiva de manifestantes de la última celebración del 11 de septiembre, Diada de Catalunya.