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Carme de Cara es una joven arquitecta que ha soñado y diseñado cómo debería ser la sede de la Fundació Toni Catany, una infraestructura cultural que debía ubicarse en Llucmajor, pero que, de momento, está en «suspenso», según el vicepresidente insular de Cultura, Joan Rotger, a la espera de circunstancias económicas más claras para el Consell, que la había promovido en la pasada legislatura.

Aunque De Cara conocía los hechos, no le arredró el incierto futuro del proyecto y le puso cara como su trabajo de final de carrera para la Universidad Politécnica de Barcelona, por el que obtuvo una matrícula de honor.

La fundación debía levantarse sobre dos casas anexas en las que han vivido dos fotógrafos llucmajorers . Una es la de Tomás Monserrat (1873 - 1944), que adquirió el Consell, y otra la natal del propio Toni Catany (1942), que la cedería junto con su legado.

Una vez que los arquitectos del Consell le facilitaron los datos sobre ambas parcelas y los usos de la fundación, que iba a destinarse a centro internacional de fotografía y a exhibir la obra de Catany, -quien recibió el Premio Nacional en 2001-, Carme de Cara, cuya abuela «es de Llucmajor», comenzó a dar forma a su proyecto «fijándome cómo está configurado el pueblo, con parcelas muy alargadas con viviendas que crecen hacia el fondo a base de añadidos; estas dos casas estaban unidas entre sí por el patio de la de Monserrat».

Muros

Desde el Consell se pensaba conservar la casa de este último, más antigua, y demoler la de Catany. Sin embargo, De Cara optó por mantener «los muros estructurales de piedra» de ambas y reutilizar elementos de la arquitectura popular como, por ejemplo, los cellers , que en su diseño ha convertido en biblioteca y laboratorio de revelado; el antiguo horno, que dedica a cafetería, o la païssa , que convierte en un acceso.

La joven arquitecta, que piensa emigrar a Londres en busca de un futuro profesional, se inspiró en el trabajo fotográfico de Catany, de ahí la revalorización de esos lugares «oscuros» a semejanza de los claroscuros de sus instantáneas.

La arquitectura contemporánea, lo que ella denomina «la intervención», entró en el diseño a dos niveles. Uno, mediante un túnel o gran pasarela que recorre toda la primera planta, «permite una visión de conjunto de las viviendas y, a la vez, las une, y que es el lugar que ella eligió para exhibir la obra de Catany.

El otro elemento actual se refiere «a las fachadas ciegas de hormigón que dan imagen de la nueva materialidad del proyecto y así se enfatizan las aperturas de las viviendas antiguas, que es por donde entra la luz».

Además, como en la idea inicial del Consell, este diseño incluye una vivienda en la parte posterior del conjunto y un estudio para el fotógrafo. En total, toda la fundación, que también contaría con sala de exposiciones temporales y varios patios, «tiene unos mil metros cuadrados».

De Cara, a quien de pequeña «hizo una foto» Catany, entiende este trabajo como «una de las naturalezas muertas» del fotógrafo en las que «él recolecta objetos cotidianos, monta un escenario y tira la foto». Así, «yo utilizo lo que ya existía y creo una escena para dar lugar al edificio de una fundación».

Por supuesto, De Cara mostró al reconocido artista el resultado de su trabajo: «Me hice una foto con él y con la maqueta, pero sobre este tema de la fundación está muy desilusionado», recuerda.

¿Y cómo se siente la autora del proyecto sabiendo que no se construirá? «Pues lo tomas con cariño y lo haces tuyo», pero «pienso que es una pena que no se realicen obras como ésta fundación, no por lo que yo he hecho, sino porque él es un fotógrafo muy importante que donaba su legado a su pueblo natal».

De momento, el proyecto de De Cara para la fundación ha adquirido una dimensión virtual porque lo han colgado en el blog HIC de arquitectura.