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Hija de Lola Flores y Antonio González El Pescaílla, los más buenos augurios ya corrían por su carótida nada más nacer. Aunque no fue hasta mediada la década de los ochenta que la pequeña del clan Flores, Rosario, cumpliese con las expectativas demostrando que el flamenco puede congeniar a las mil maravillas con otros lenguajes sin perder su esencia y, aún más, respirando un aire muy vanguardista. La artista se adhiere al cartel del 24 de agosto de las verbenas de Felanitx, en el Parc Municipal Sa Torre, a las 22.00.

Ronda los cincuenta pero mantiene la misma figura espigada que lucía aquél 1994 que la encaramó a la cima de las listas, desde entonces ha incrustado canciones como Mi gato, Qué bonito o Sabor sabor en el imaginario colectivo del país, consolidando un estilo propio.

Impronta

«Crear tu propio sello es lo mejor que le puede pasar a un artista, yo lo hice con la ayuda de Antonio [Flores]», explica. Una impronta que asegura mantendrá «en mi próximo disco», del que aún no se conoce título pero sí «que se publicará hacia el próximo diciembre». Desde su debut, Rosario ha impreso en once álbumes su sensibilidad y talento para alternar unos géneros que en otras manos resultarían antagónicos, «independientemente de los ingredientes con los que cocine siempre trato de hacer canciones positivas y espirituales».

Su caligrafía comprende pop, rumba, rock y flamenco, ritmos que ribetean la icónica obra de su hermano, el añorado Antonio Flores. Se confiesa «muy agradecida a la vida por cuanto me ha dado, un éxito puede tenerlo casi cualquiera pero mantenerse en esta industria tan difícil es complicado». Y los malos momentos, que los ha habido, siempre «los he dejado atrás con la ayuda de la música».

Arsenal

Rosario desembarcará en Felanitx con todo su arsenal, «el concierto se ceñirá a un recorrido por mis temas más conocidos», asegura, aunque no faltará alguna de las piezas de Raskatriski, su último trabajo discográfico. El título alude a una rumba catalana que su padre le cantaba en su más tierna infancia.

Poco a poco va dejando caer más pistas del concierto que la acercará a la Isla el 24 de agosto: «Me acompañará sobre el escenario una estupendísima banda de siete músicos».

Alegre, extrovertida y cercana, Rosario nos atiende mientras viaja en el AVE, «esto va a toda pastilla, si se corta me vuelves a llamar mi arma, ¿ok?», suelta con ese desparpajo del sur. Le pregunto si algo puede resquebrajar su risueña visión de la vida: «Por supuesto, las injusticias del mundo».