Toni Catany, Javier Vallhonrat y José Manuel Ballester posaron ayer en Es Baluard de Palma antes de una mesa redonda.

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Cuando Toni Catany (Llucmajor, 1942), José Manuel Ballester (Madrid, 1960) y Javier Vallhonrat (Madrid, 1953) comenzaron su camino hacia una fotografía «con narración, estética y sentido», la era digital parecía una utopía, de película de ciencia-ficción. Con el boom de la imagen y su «rápida evolución», y con la «sobresaturación» tras el estallido de la digitalización, los tres artistas, reconocidos con el Premio Nacional de Fotografía, apuestan por un trabajo «comprometido y con disciplina». Ayer protagonizaron una mesa redonda en Es Baluard dentro del festival PalmaPhoto.

El panorama actual de la imagen contempla dos aspectos «contradictorios», apunta Ballester, quien detalla: «La fotografía goza de buena salud, pero la disciplina es muy precoz, como lo es su envejecimiento por el rápido proceso evolutivo». Para Catany, la irrupción digital «me ha liberado de un peso enorme, al principio creí que no sería capaz, pero lo probé, descubrí todas sus posibilidades y ahora puedo hacer cosas que hace un tiempo me parecían impensables». ¿Qué peligros conlleva este giro? «Ahora parece que todo el mundo puede hacer una foto, pero el nivel de exigencia también sube, el listón está más alto», señala Ballester. Vallhonrat se muestra de acuerdo, pero, «¿es una buena foto o sólo tiene ese aspecto? A mi me interesa una mirada más longitudinal, como el artista construye su propio lenguaje y narración. Bajo mi punto de vista, ahí radica la diferencia entre una instantánea que puede hacer cualquiera y una buena, una de verdad».

Hoy en día, un smartphone «te da muchas cosas y acceso a herramientas con grandes posibilidades, pero el nivel técnico es importante, así como construir tu estilo personal, el arte es cómo vamos tejiendo nuestro propio sello, como reflejamos nuestra huella», asegura Vallhonrat. «Hay muchos caminos para llegar a la belleza, pero la fotografía perfecta responde a experiencias personales», añade Ballester.

Promesa

Catany, que reside desde hace muchos años en Barcelona, califica de «deprimente» la perspectiva de este arte en la Isla. «Propuestas como PalmaPhoto están muy bien, pero aún estamos esperando el Centro Internacional de Fotografía, para que el que antes había 4,3 millones de euros, y luego resulta que no existen, que no están». Precisamente, ese centro llevará su nombre, aunque «eso es lo menos importante, lo que tienen que hacer es levantarlo de una vez». Para el artista mallorquín, se trata de «un problema de las instituciones, están fallando». «Houston, tenemos un problema...», bromea Vallhonrat.

Los recortes administrativos en Cultura han causado «una situación dramática», coinciden Catany, Vallhonrat y Ballester, quienes abogan por «un cambio de rumbo respecto a la concepción de la cultura, es básica para el desarrollo de la sociedad, y no proyectos como Eurovegas, así nos va», concluyen.