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El Teatre Principal abre sus puertas a la danza como nunca ha sucedido en su historia reciente. Las dos funciones de la Gala de Ballet que se celebrarán los próximos 31 de mayo y 1 de junio, con bailarines internacionales y locales, son un primer paso, «un experimento» que, después del verano, se convertirá en temporada. Lo explica el director del teatro, José María Moreno, quien ya anuncia dos títulos para «hacer ballet como toca, con orquesta en el foso». Son Cascanueces , de Tchaikovski, y Romeo y Julieta , de Prokofiev. «Ya tenemos otras actuaciones programadas, estará el Ballet Jove, habrá danza española, contemporánea y vanguardista de pequeño formato y participación de la asociación de la danza».

Todo ello será en la próxima temporada. Ahora, lo inmediato es la citada gala, en la que se bailarán fragmentos de ballets muy conocidos por el público, bajo la dirección artística de Laura Macías y Gavin de Paor. Este diario ha reunido a las jóvenes bailarinas locales seleccionadas mediante un cásting que, por primera vez, tendrán la oportunidad de medir sus fuerzas junto a profesionales que provienen de compañías rusas y alemanas. Lo harán como cuerpo de baile. Ellas hablan de este reto.

Nervios, disciplina y muchas ganas. Son muy jóvenes, se están formando y su intención es «darlo todo sobre las tablas». Maria del Mar Bonet Sans (13), Lucrecia Petraglia (14), Andrea Piña (17), Maya Triay (16), Adela Riutort (16), Olivia Blanch (14) y Clara Brezmes (18) son estudiantes de danza y tendrán «una oportunidad única» en las dos galas. Será una «cita irrepetible para ellas», reconoce De Paor, minutos antes de que las chicas empiecen los ensayos de extractos de El Corsario , con coreografía de François Albert, y de Don Quijote , que firma Marius Petipa, ambas de estilo clásico, y T'estim i t'estimaré, una coreografía de Laura Macías de género neoclásico.

Vestuario ajustado, pelo recogido, el punto justo de maquillaje y las puntas «listas para empezar a bailar». En ocasiones es complicado identificarlas, la armonía y la conjunción entre ellas como grupo se traslada desde cada uno de sus movimientos. «Es complicado lograr esta sintonía porque las chicas vienen de escuelas diferentes», apunta De Paor. Algunas estudian en el Conservatori y otras lo hacen en los centros Pasodos, Maria Antònia Mas y Ángela Bruno Dance Factory, pero entre ellas «no hay ninguna rivalidad». Lo reafirman todas, sin excepción.

Las siete lograron su plaza en el cuerpo de baile tras superar unas pruebas «difíciles», recuerda De Paor, que tuvieron lugar hace algo más de un mes en las instalaciones del Teatre Principal. Las funciones ya están muy cerca y todo «tienen que salir perfecto», añade.