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Antes de adentrarse en el campus Sènior Rock, muchas de las personas de la tercera edad que participan desconocían a grupos como Guns N’ Roses, ACDC o Red Hot Chili Peppers. Entramos en una de las salas de la Escola Municipal de Música i Dansa de Manacor, que acapara el campus. Suena Sweet Child O’ Mine y en ella cohabita la banda E30 junto a un cuarteto de majors, que ejercerán de vocalistas en un concierto que celebrarán, con otros tres conjuntos, el 9 de junio en el teatro de la localidad.

«Les estamos enseñando a pronunciar las palabras de las canciones», comenta Gabriel Ángel Regió, integrante de E30. Aún están «verdes». Es el segundo ensayo del campus, que se inició hace dos años en Capdepera, organizado por Llorenç Llop. En esta ocasión, la responsable es Maria Bel Sansó. «En crisis, en esta depresión colectiva, queríamos hacer algo que nos motivara». Así, con el apoyo de Llop, surgió la iniciativa, que tiene como objetivo «sensibilizar a la sociedad manacorina sobre la importancia de los estudios artísticos en la formación de las personas».

Cada sábado, durante dos horas, se reúnen las cuatro formaciones con sus respectivos cantantes, en la escuela. Los jóvenes tocan, los mayores cantan. «Nos cuesta porque no estamos acostumbrados a este tipo de música», comentaba la señora Josefa Ferrero. Continuamos el itinerario por los estudios. Nos recibe One Hot Minute, compuesto, entre otros, por los hermanos Rubén y Agustín Carrillo. «Es una experiencia un poco rara, pero muy divertida», explican. En esta segunda sesión enseñan a los majors las cuatro canciones que interpretarán en la actuación del 9 de junio y transcriben fonéticamente las letras de los temas para que les resulten más fácil de pronunciar. Durante nuestra visita, Lo Pegatino no acudió a ensayar. Antes de despedirnos nos encontramos con REF’, que, al son de Killing in the name of, de Rage Against The Machine, practica los cortes que desvelará en el concierto. «Es muy entretenido», apunta Sebastià Rosselló, miembro del grupo. REF’ cocina un repertorio de elevados decibelios con, entre otros, Born to be wild, de Steppenwolf.

Pese a que ninguna de las formaciones conocía a sus ‘nuevos’ cantantes, todos están encantados con los compañeros. A los mayores les aportan «energía» e «ilusión». «¡Nos alargan la vida!», exclaman. También les recuerdan a sus años ‘mozos’. Los jóvenes aprenden a enseñar. Con paciencia y, sobre todo, perseverancia. Un diálogo convertido en reto para dos generaciones.